21 jun 2018

El circo de los necios


Por Ángel E. Lejarriaga



Esta es la tercera recopilación de poemas de Ángel E. Lejarriaga. La primera apareció en el año 2011 bajo el título El viajero de Orión, contenía poemas escritos entre los años 1974 y 2009. La segunda recopilación se editó en 2017 bajo el título La segunda Transición con poemas de los años 2015, 2016 y 2017. El circo de los necios contiene poemas de los años 2017 y 2018.

Durante un largo diálogo con el autor, registré cómo se gestó esta colección de poemas, en qué contexto los elaboró, cuál fue su fuente de inspiración. Generalmente, cuando leemos poemas sabemos poco sobre ellos. Tal vez ahí reside la gracia de su lectura, en que cada persona que los lee pone aspectos de sí misma en su interpretación. Aquellos que los estudian tiempo después tienen, necesariamente, que indagar en la biografía del poeta para hipotetizar un esbozo sobre la génesis de sus creaciones. En este caso, esa investigación no va a ser necesaria porque sabemos por boca de quien los ha escrito cómo tomaron forma en el papel.

El título de la recopilación procede precisamente del primer poema de la misma, El circo de los necios. Este poema se compone de cuatro partes. La primera está dedicada al Capital, la segunda al Político profesional, la tercera al representante de una religión (da igual la que sea) y la cuarta corresponde a esa mayoría informe, acrítica, seguidista, a la que todo le vale (el autor los llama los necios y las necias); no existe por parte del autor una voluntad de ofender al utilizar la palabra necio, sino de definir: «Que insiste en los propios errores o se aferra a ideas o posturas equivocadas, demostrando con ello poca inteligencia.» RAE.

Historia de un padre surge de una rememoración que el autor hace de su propio padre, sin reconocerlo ni citarlo, en el inmediato aniversario de su muerte.

¡Olé! Que los quiero vivos es un canto de inspiración lorquiana, triste, agónico, que se mofa de la idiosincrasia del pueblo español en su faceta folclórica, deprimente y grotesca, en un contexto de muerte como fue el de los atentados de Barcelona del verano de 2017.

Un hombre común está inspirado en una conversación que el autor mantuvo con un empleado de un Banco que hacía su trabajo, sin cuestionarse los entresijos de la organización para la que trabajaba ni las consecuencias del mismo, sobre muchos hombres y mujeres obligados a acogerse a su falso paraguas protector. Él hombre común solo hace su trabajo, no se cuestiona nada, hace lo que los demás, lo que le mandan, lo que haría cualquiera en su puesto. En el poema hay reminiscencias a Adolf Eichmann que al ser juzgado en Jerusalén en 1961 por sus crímenes durante el III Reich se manifestó de una manera semejante, según recogió de manera magnífica Anna Arendt en su libro Eichmann en Jerusalén (1966). La fórmula de Eichmann para justificar sus crímenes es la repetida hasta la saciedad por todas aquellas personas que obedecen órdenes sin anteponer un juicio crítico moral fundamentado en valores universales de solidaridad y apoyo mutuo.

El siguiente poema, La mirada, surge de la relación terrible entre una mirada sensual, voluptuosa, llena de vida, que busca fusión y sumergirse en el simple gozo de existir, y un ser atormentado perdido en un universo negro, construido con un pasado inalcanzable caracterizado por lo que pudo ser y no fue. En el pozo en el que vive ese ser doliente, la mirada sensual se agosta sin comprender la agonía de él.

Los terribles incendios de Galicia de octubre de 2017 inspiran Silencio negro. En él se expresa frustración, ira y sentimientos de venganza.

Frío es el fruto de un paseo lleno de extrañezas por un paisaje urbano desangelado en el que no hay rostros cálidos ni expresiones amigas, ni familiaridad, solo desesperanza y soledad.

A partir de varios comentarios de personas allegadas al autor sobre la tristeza y negatividad de los poemas anteriores, que este les ha leído, de madrugada, insomne, intenta representarse la alegría: Alegría.

El viajero tiene evocaciones de un poema escrito en el año 2009, en un momento crítico de la vida del autor. Nace en una noche melancólica, ocho años después, en la que el pasado se representa en su memoria con un aspecto más hermoso de lo que en realidad le corresponde. Desde esa rememoración surge una vivencia que provoca un cansancio físico y mental demoledor, significativo desde el hastío acumulado.

Solidaridad fue escrito una noche en la que una compañera enferma era asistida por otras compañeras y compañeros, con una alegría especial derivada de la idea de estar cumpliendo una misión importante que servía de ayuda a la persona afectada pero que también hacía más fuerte al grupo. La solidaridad es un acto revolucionario en sí mismo, que cuando menos transforma las conciencias y hace más fácil el camino por recorrer al ser arrojados al mundo.

Noche blanca nació una madrugada de noviembre en la que las horas se hacían interminables en la habitación de un hospital, al lado de una persona muy próxima que se recuperaba de una intervención quirúrgica.

Mientras la ciudad duerme crece del desaliento del autor ante las noticias que se publicaban en ese momento en los medios de comunicación sobre el encarecimiento de los alquileres y de las necesidades básicas: energía, agua o alimentación; todo ello entremezclado con el esperpento de la fiesta del consumo, en ese parque temático en el que se han convertido el centro de las grandes ciudades del país.

Entre los vivos y los muertos representa escenas del declive inexorable de un compañero querido del autor, Justo (alias Sergisfredo), enfrentado a su último viaje hacia la tierra. Se compone de cinco partes que expresan a su vez cinco escenas diferentes que el autor vive al lado de su amigo.

La hora es un poema fatal en el sentido en que el autor presiente su propia muerte, escenificada en la sala de un hospital, teniendo como protagonista al amigo que agoniza.

Por último, Deconstrucción es un poema crudo, de despedida para el conjunto de poemas que le preceden. Es una negación y una afirmación. El circo debe desaparecer para que el nuevo mundo aflore.

Maimouna León