LA ARBOLEDA PERDIDA (1959)
Rafael Alberti
Por Ángel E. Lejarriaga
Rafael Alberti nació y murió en El Puerto de Santa María, Cádiz (1902-1999). Su familia era de origen italiano, y por más señas, acomodada, eran bodegueros. Su padre trabajaba para la familia Osborne como exportador de vinos. Su madre pertenecía a una familia también de bodegueros con raigambre política y aristocrática, era sobrina de un conde. La primera enseñanza la estudió con las Carmelitas y después siguió su educación con los jesuitas del colegio San Luis Gonzaga. Justamente en este colegio comenzó a tener pésimos resultados académicos. En 1916 fue expulsado del mismo por su deleznable comportamiento. En el año 1917 su familia se trasladó a Madrid y, ni corto ni perezoso, decidió dedicarse a lo que parecía en él un talento innato, la pintura, de hecho, consiguió exponer en el Salón de Otoño y en el Ateneo de Madrid.
Pero la poesía le llamaba con fuerza, en 1920 ante el cuerpo yaciente de su padre, escribió sus primeros versos. Tras esta fatalidad le llegó otra: problemas con los pulmones le llevaron a un hospital de San Rafael, en la sierra de Guadarrama, y después a Rute, en la provincia de Córdoba. Estas reclusiones forzadas, apartado del mundanal ruido, le impulsaron a escribir versos que más adelante formarían parte de Marineo en tierra.
Una vez recuperado físicamente, se incorporó a la vida social en Madrid donde contactó con la Residencia de Estudiantes, con lo que eso suponía de frecuentar a personajes literarios que luego formarían parte de la Generación del 27, como Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego. La poesía había entrado en su vida como un huracán, escribía sin cesar, y en 1924 recibió el Premio Nacional de Poesía por Marinero en tierra. Su relación sentimental con la pintora Maruja Mallo fue muy fructífera para ambas partes, y se refleja tanto en los cuadros de la pintora, de esa época como en la obra poética de Alberti. La relación duró hasta 1930, año en el que conoció a María Teresa León. En 1927 participó en el tricentenario de la muerte de Luis de Góngora, homenaje que se celebró en el Ateneo de Sevilla.
Una vez recuperado físicamente, se incorporó a la vida social en Madrid donde contactó con la Residencia de Estudiantes, con lo que eso suponía de frecuentar a personajes literarios que luego formarían parte de la Generación del 27, como Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego. La poesía había entrado en su vida como un huracán, escribía sin cesar, y en 1924 recibió el Premio Nacional de Poesía por Marinero en tierra. Su relación sentimental con la pintora Maruja Mallo fue muy fructífera para ambas partes, y se refleja tanto en los cuadros de la pintora, de esa época como en la obra poética de Alberti. La relación duró hasta 1930, año en el que conoció a María Teresa León. En 1927 participó en el tricentenario de la muerte de Luis de Góngora, homenaje que se celebró en el Ateneo de Sevilla.
A partir de este punto biográfico arrancó un período complicado para Alberti, por un lado su delicada salud, por otro sus penurias económicas, a lo que se sumaron sus conflictos espirituales. Durante la dictadura del general Primo de Rivera apoyó el advenimiento de la Segunda República y se afilió al Partido Comunista de España, que en aquel momento era escasamente representativo en nuestro país. En 1933, con María Teresa León, fundo la revista Octubre y visitó la Unión soviética. Durante su viaje de regreso a España la pareja se enteró que había estallado la Revolución de Asturias, era el año 1934. De la mano del secretario general del Partido Comunista de Italia, Palmiro Togliatti, se embarcaron en una recogida internacional de fondos a favor de los presos de la revolución asturiana.
Con el estallido de la Guerra Civil española en 1936, Rafael Alberti asumió un compromiso antifascista, desarrollando múltiples actividades de prensa y propaganda como: Romancero de la Guerra Civil, Las Guerrillas del Teatro o El Mono Azul. Hasta 1939 estuvo domiciliado en la sede de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, donde asumió la función de secretario, en compañía de otros intelectuales como Manuel Altolaguirre, Pedro Garfias, Luis Cernuda, Luis Buñuel, Rosa Chacel, María Zambrano o Ramón Gómez de la Serna. Su labor era cultural y de denuncia del fascismo, representado en España por los militares sublevados, en Italia por Mussolini y en Alemania por Hitler. Fundó con María Teresa león la compañía teatral Las Guerrillas del Teatro, de carácter itinerante, dedicada a la agitación y apoyo a la lucha contra los rebeldes. Actuaban tanto en el frente como en la retaguardia.
En 1937 publicó Capital de la gloria, donde el poeta reflejó la experiencia que estaba viviendo y su complejidad. En esta obra destaca el poema Galope, a galopar:
Las tierras, las tierras, las tierras de España
las grandes, la sola desierta llanura
galopa caballo cuatralbo, jinete del pueblo
que la tierra es tuya.
A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar (bis).
A corazón, suenan, suenan, resuenan
las tierras de España en las herraduras
galopa caballo cuatralbo, jinete del pueblo
que la tierra es tuya.
A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar (bis).
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie
que es nadie la muerte si va en tu montura
galopa caballo cuatralbo, jinete del pueblo
que la tierra es tuya.
A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar (bis).
Su actividad desde entonces fue más activa si cabe que en los años anteriores: conferencias, recitales y homenajes. En 1965 recibió el Premio Lenin de la Paz, el Premio Nacional de Teatro en 1980, el Premio Cervantes en 1983 y el Premio Roma de Literatura en 1991.
Dejando a un lado su biografía, la poesía de Alberti se caracteriza por cinco momentos: popularismo, gongorismo, surrealismo, poesía política y poesía de la nostalgia. El primer ciclo está definido por Marinero en tierra (1924), La amante (1926) y El alba del alhelí (1927). En el segundo momento la dominante es Góngora: Cal y canto (1929). El tercer momento, la etapa surrealista, lo define Sobre los ángeles (1929); este libro es la consecuencia de una crisis existencial que le hace dejar atrás el clasicismo. El poemario está caracterizado por «la violencia del verso y la creación de un mundo onírico e infernal», según palabras del propio autor.
Se puede decir que el cuarto momento está descrito por su ruptura con su pasado espiritual religioso y su incorporación militante al «comunismo», que indudablemente le conduce al terreno de la poesía comprometida: Con los zapatos puestos tengo que morir (1930). Luego llegará la experiencia de la II República española y la guerra civil. La poesía que escribe durante estos años se recoge en diversos libros: Consignas (1933), Un fantasma recorre Europa (1933), Verte y no verte (1935) —dedicado a Ignacio Sánchez Mejías—, 13 bandas y 48 estrellas (1936), Nuestra diaria palabra (1936), De un momento a otro (1937) y El poeta en la calle (1938).
Una vez en el exilio se inicia su último ciclo poético: Entre el clavel y la espada (1941), A la pintura (1948), Retornos de lo vivo lejano (1952), Oda marítima (1953) y Baladas y canciones de Paraná (1953). En estos poemarios domina la nostalgia, la decepción y la desesperanza. Lugo vendrían: Abierto a todas horas (1964), Roma, peligro para caminantes (1968) y Canciones para Altair (1988).
La arboleda perdida (1959) es una autobiografía del autor, publicada en dos partes, la primera en 1959 y la segunda en 1987. El libro no sólo constituye el testimonio de una vida singular, sino también el retrato íntimo y colectivo de una generación marcada por el compromiso estético, la guerra civil y el exilio. Lejos de una narración cronológica convencional. Rafael Alberti propone una evocación poética de su pasado en la que los recuerdos se encadenan a través de la sensibilidad y el lenguaje lírico.
En La arboleda perdida reconstruye su itinerario vital y desde la infancia hasta los años de exilio, traza un mapa de sus vivencias personales, artísticas y políticas. El título mismo remite a una imagen de pérdida irrecuperable: la arboleda, lugar simbólico de la infancia y de la armonía primigenia; es el emblema del tiempo anterior a la ruptura histórica que supuso la Guerra Civil.
La primera parte del libro, escrita en Buenos Aires en 1959, abarca desde la niñez hasta los primero años de exilio. Alberti recuerda su entorno familiar, su temprana vocación pictórica y su descubrimiento de la poesía tras la muerte de su padre. Uno de los momentos más representativos de la obra es la descripción de su juventud en Madrid y su ingreso en los círculos literarios que desembocarían en la celebración del tricentenario de Góngora, en 1927. A través de una prosa rica en imágenes y modulada por la cadencia poética, el autor evoca sus encuentros con Lorca, Dalí, Buñuel o Aleixandre, compañeros de la Generación del 27.
El relato se enriquece con la progresiva toma de conciencia política del autor, que se acentúa en los años treinta, especialmente a raíz de los sucesos de 1934 y del estallido de la Guerra Civil. Alberti se implica decididamente con la causa republicana, desde la tribuna del antifascismo y la cultura comprometida con el progreso.
La segunda parte, escrita ya en democracia, aborda el largo exilio de Alberti, primero en Francia, luego en Argentina, Italia y otros países. La figura de María Teresa León, su compañera de vida y de lucha, se convierte en un eje afectivo y literario fundamental. En estos capítulos, la nostalgia, la pérdida de la patria y la fragilidad del tiempo se acentúan, pero sin caer en el lamento. La memoria se construye como un ejercicio de resistencia.
Desde el punto de vista estilístico, La arboleda perdida posee un lenguaje evocador, cargado de metáforas y ritmos poéticos. La narración incorpora canciones, fragmentos de versos, descripciones impresionistas. Además de su valor literario, el libro es un documento importante para comprender el contexto intelectual y político de la primera mitad del siglo XX español.
OBRA
Poesía
· Marinero en tierra, Biblioteca Nueva, 1925 (Premio Nacional de Literatura).
· La amante, Málaga, Litoral, 1926.
· El alba de alhelí, Santander, 1927 (Edición privada de José María de Cossío).
· Domecq (1730-1928). Poema al Ilmo. Sr. Vizconde de Almocadén, Jerez de la Frontera, Jerez Industrial, 1928.
· Cal y canto, Revista de Occidente, 1929.
· Sobre los ángeles, CIAP, 1929.
· Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, publicado por primera vez en distintos números de La Gaceta Literaria, 1929.
· Consignas, 1933.
· Un fantasma recorre Europa, La tentativa poética, 1933.
· Versos de agitación, México, Edit. Defensa Roja, 1935.
· Verte y no verte. A Ignacio Sánchez Mejías, México, N. Lira, 1935.
· 13 bandas y 48 estrellas. Poemas del mar Caribe, Manuel Altolaguirre, 1936.
· Nuestra diaria palabra, Héroe, 1936.
· De un momento a otro (Poesía e historia), Europa-América, 1937.
· El burro explosivo, Edic. 5.º Regimiento, 1938.
· Entre el clavel y la espada (1939-1940), Buenos Aires, Losada, 1941. Dibujos de Rafael Alberti.
· Pleamar (1942-1944), Buenos Aires, Losada, 1944.
· A la pintura. Poema del color y la línea (1945-1948), Buenos Aires, Losada, 1948. 2.ª edic. aumentada, Buenos Aires, Losada, 1953. 3.ª edic. aumentada, Aguilar, 1968 (Prólogo de Vicente Aleixandre).
· Coplas de Juan Panadero. (Libro I), Montevideo, Pueblos Unidos, 1949 (2.ª edición ampliada). Dibujos de Toño Salazar.
· Buenos Aires en tinta china, Buenos Aires, Losada, 1952. Dibujos de Attilio Rossi.
· Retornos de lo vivo lejano, Buenos Aires, 1952.
· Ora marítima seguido de Baladas y canciones del Paraná, Buenos Aires, Losada, 1953.
· Balada y canciones del Paraná, Buenos Aires, Losada, 1954.
· Sonríe China, Buenos Aires, Jacobo Muchnik, 1958 (en colaboración con María Teresa León).
· Poemas escénicos, Buenos Aires, Losada, 1962 (2.ª edic. ampliada y bilingüe español/italiano).
· Abierto a todas horas, Afrodisio Aguado, 1964.
· Il mattatore, Roma, Eutro edit, 1966.
· Roma, peligro para caminantes, México, Joaquín Mortiz, 1968 (2.ª edición aumentada- Málaga- Litoral- 1974).
· Los 8 nombres de Picasso y no digo más que lo que no digo, Kairós, 1970.
· Canciones del Alto Valle del Aniene, Buenos Aires, Losada, 1972.
· Disprezzo e meraviglia (Desprecio y maravilla), Roma, Riuniti, 1972 (Bilingüe italiano-español. Antología con poemas inéditos).
· Maravillas con variaciones acrósticas en el jardín de Miró, Polígrafa, 1975.
· Coplas de Juan Panadero (1949-1977), Mayoría, 1977.
· Los 5 destacagados, Sevilla, Calle del Aire, 1978.
· Poemas de Punta del Este (1945-1956), 1.ª edición Seix Barral 1979.
· Fustigada luz, Seix Barral, 1980.
· Versos sueltos de cada día, Seix Barral, 1982.
· Golfo de Sombras, Villamonte, 1986.
· Los hijos del drago y otros poemas, Granada, Diputación, 1986.
· Accidente. Poemas del Hospital, Málaga, Librería Anticuaria El Guadalhorce, 1987.
· Cuatro canciones, Málaga, Librería Anticuaria El Guadalhorce, 1987.
· Canciones para Altair, Hiperión, 1989.[]
Antologías
· Poesía (1924-1930), Ediciones del Árbol (Cruz y Raya), 1934.
· Poesías (1924-1937), Signo, 1938.
· Poesías (1924-1938), Buenos Aires, Losada, 1940.
· Poesía (1924-1944), Buenos Aires, Losada, 1946.
· El poeta en la calle (1931-1965), París, Librairie du Globe, 1966 (Recopilación de toda la poesía social de Alberti). Publicado por primera vez en Poesía (1924-1937) y editada en España por Aguilar en 1978.
Teatro
· El hombre deshabitado (1930)
· Fermín Galán (1931)
· De un momento a otro (1938-39)
· El trébol florido (1940)
· El adefesio (1944)
· La Gallarda (1944-45)
· Noche de guerra en el Museo del Prado (1956)
Memorias
· La arboleda perdida, 1959
No hay comentarios:
Publicar un comentario