Por Ángel E. Lejarriaga
expresar en unas líneas
su sentir creativo,
limpio y sereno,
caudal de idolatría.
Mas cómo puedo descifrar con voz humana
el lenguaje de una mirada,
el movimiento de unos dedos,
cómo rasgar el aire con palabras simples
que hablan de un combate de lenguas.
Quizá logre describir
las voces de los parques,
el lamento de sus bancos,
testigos indiscretos de caricias.
Podría preguntar a una hoja que cae muerta
qué siente ante el calor de los cuerpos fundidos
y su respuesta sería un silencio de saliva,
un murmullo pleno de reservas.
Al final las preguntas se convierten en suspiros,
las miradas en gestos de abandono,
los roces de piel en temblores urgentes,
las frases de amor en abrazos violentos.
No puedo decir qué es el amor
al menos no con palabras
porque su esencia
se escribe con la pluma de la exaltación
y su tinta solo se lee con ojos de enamorado.
(1979)
Poema extraído del libro El viajero de Orión (2011) de Ángel E. Lejarriaga
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