15 mar 2022

El mal


Miramos la guerra desde nuestras casas, la guerra de Ucrania y las otras guerras silenciadas, nos sobrecogemos ―tal vez― y deseamos, en nuestro fuero interno, que el desastre no nos toque. Observamos a las víctimas, despavoridas o tranquilas, impredecibles, pálidas, incluso sonrientes, y nos sorprende que sigan vivos, habiendo perdido todo eso que para nosotros es valioso e imprescindible. Sufren pero no llegamos a captar la intensidad de su dolor, es imposible. Quizá algún día nos corresponda experimentar algo semejante; en ese instante comprenderemos en toda su plenitud el malestar que les domina.

Me asombra la facilidad que tenemos los humanos para matar, unas veces a mujeres indefensas, otras al azar o a gente que disiente de nuestros criterios, las más de las ocasiones, las más mortíferas, obedeciendo órdenes. Todavía no hemos muerto pero imaginarlo es difícil, tememos a la muerte, a esa oscuridad definitiva, sin conciencia. Sin embargo, que fácil es apagar la vida de nuestros congéneres. El que mata permanece, la víctima alcanza de manera irreversible el fin de su recorrido vital. La trascendencia del acto de matar supera cualquier otra responsabilidad, es definitiva, irrevocable, no hay marcha atrás. La persona que decide obedecer debería cuestionarse, previamente, la dimensión en la que penetra con dicha sumisión.

Cualquier humano puede matar a otro ser humano, lo hace sin reparos, se ve como algo natural. Quizá llevamos la maldad, como posibilidad, en nuestros genes, no lo niego, más bien al contrario, lo afirmo; no obstante, estoy convencido de que el ambiente determina la manifestación de este “mal”.

El “mal” no es una anomalía, es nuestra forma de vivir, de entender la vida sobre la tierra.

1 comentario:

  1. Ésta guerra es entre imperios económicos, oligarquías que se nutren de nuestra esclavitud: así consiguen su acúmulo de riquezas. No deberíamos matarnos entre pobres por los intereses de los ricos. Con perdón de la ostia en la mesa: me cago en las naciones, me cago en las banderas, me cago en la madre patria y en su puta calabera.

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