20 nov 2023

Porca miseria. Una experiencia en una radio libre (2014)

Por Ángel E. Lejarriaga



En el instante en que se creó la radio muchas personas pensaron que el invento en sí mismo iba a revolucionar las comunicaciones humanas y a hacer fluir de una manera más democrática la información. Como casi todo lo que los seres humanos hemos inventado —siempre en pro de un mal llamado «progreso»— el supuesto avance no hizo más libres a los habitantes del mundo rural o de las urbes, porque la radio cayó en manos del control del Estado para después pasar a ser un órgano de expresión de los intereses del Capitalismo. Desde un punto de partida que abría las puertas a la democracia directa en las comunicaciones, la radio se ha llegado a convertir en un medio de desinformación y de control social.

No obstante, el instrumento en sí mismo era factible de aplicar como elemento liberador y así se hizo de manera puntual. Paralelamente a la monopolización de las ondas, se desarrolló un movimiento independiente de radiodifusión dirigido a emitir al margen del control del Estado. Un caso pionero fue el de Alemania en el período 1918-1919, durante la República de los Consejos Obreros, que utilizó las Radios Libres como herramienta de enlace y coordinación. En 1924 se constituyó la Arbeiter radio club Deutshland, dirigida a promover la cultura y el intercambio técnico de conocimientos sobre las radios.

Por definición se ha calificado de Radio Libre a una onda independiente de cualquier tipo de control político externo al propio colectivo que la constituye, y por supuesto, sin financiación que no proceda de aquellas redes sociales que la apoyan.

Tras la experiencia alemana de los años 20, en Europa hubo que esperar hasta finales de los años 60 y principios de los 70, en que comenzaron a funcionar emisoras libres en Italia y en Francia. En Italia sus orígenes se encuentran en las postrimerías de los años 60, momento histórico en el que el grupo Danilo Dolci puso en marcha una emisora en un pueblo de Sicilia para denunciar las condiciones de vida de los habitantes de Belia. Inmediatamente después el ejemplo cundió y comenzaron a aparecer Radios Libres de diverso matiz ideológico, desde el Movimiento autónomo hasta demócrata-cristianos, hicieron su incursión en el medio. En el año 1978 se contabilizaron 1.637 (no todas libres). Un año después había unas 2.500.

Una experiencia importante que se reflejó en el libro Alicia es el diablo, es precisamente la de Radio Alice, que emitía en la ciudad de Bolonia, la emisora que puso voz al Movimiento autónomo. Después de esta emisora hubo otras como Radio Blackout de Turín y Radio Onda Rossa de Roma. Todavía hoy en día quedan radios libres, resistiendo por toda la geografía italiana.

BOLONIA, 12 DE MARZO, 23 HORAS, 15 MINUTOS

  • ¿Tenéis la orden de registro?
  • SÍ.
  • Quiero verla
  • ¡Abrid!
  • Queremos ver la orden de registro.
  • (Suena el teléfono). Alicia.
  • La policía está en la puerta
  • (Suena el teléfono) Aquí Alicia, sí.
  • Sí, es la policía. Buscad a alguien del Colectivo Jurídico de Defensa, que venga inmediatamente.
  • Si no vemos la orden de registro no abrimos.
  • ¡Un cojón!
  • Atención, a todos los compañeros que nos escuchan, que se pongan en comunicación con los abogados del Comité Jurídico de Defensa.
  • Daniela, si quieres estar al teléfono y en la radio, cálmate.
  • ¿Estáis limpios?
  • Nuevamente, un llamamiento de Radio Alicia, Radio Alicia, la policía está en la puerta, a todos los compañeros del Colectivo Jurídico de Defensa, por favor, que vengan rápidamente, aquí a Vía Pratello.
  • ¿Nadie responde?
  • ¿No responde nadie?
  • Atención, atención, aquí Radio Alicia. Estamos esperando que lleguen los abogados para poder hacer entrar a la policía.
  • ¡Abrid!
  • (Suena el teléfono). Atención, escuchad, es la policía que está intentando en este momento hundir la puerta no sé si oís los golpes a través de la radio.
  • (Suena el teléfono). Sí, ¿y tú quién eres?
  • Sí, es la policía que desde fuera intenta hundir la puerta, tienen las pistolas desenfundadas y yo me niego a abrir, les he dicho que hasta que no bajen las pistolas y me muestren la orden de registro, no abro; puesto que no bajan las pistolas les he dicho que no abrimos hasta que no llegue nuestro abogado. ¿Puedes venir por favor? Es urgente, te lo ruego, tienen las pistolas y chalecos antibalas y todas estas cosas, aquí Vía Pratello, 41; te esperamos, adiós.
  • Están llegando los abogados, un momento, están llegando los abogados,
  • (Teléfono). Alicia, sí, escucha, tenemos a la policía aquí en la puerta.
  • Deja, por favor, el teléfono.
  • ¡Abrid la puerta!
  • Después, cuando estén los abogados.
  • Atención.
  • (Zumbido).
  • Aquí está siempre Radio Alicia.
  • Tenemos a la policía detrás de la puerta.
  • Dios, el verdugo que desfigura.
  • (Zumbido)… con los chalecos antibalas y las pistolas en la mano y todas esas cosas.
  • (Zumbido).
  • Nos negamos rotundamente a dejar entrar a la policía antes de que nuestros abogados estén aquí.
  • (Zumbido).
  • ¿Por qué apuntan con las pistolas? (Zumbido).
  • Cosas de este género no son absolutamente…, las cosas que nosotros podemos aceptar… (Zumbido).
  • Va bien.
  • Ruego a los compañeros de Radio Città, si están retransmitiendo, según parece, nuestro programa (Zumbido) que por favor nos deis un aviso (Zumbido) por medio de la radio, os estoy escuchando.
  • A todos los compañeros, a todos los compañeros, en la plaza Mayor antes de media noche sin falta.
  • Radio Città, telefonead aquí, a Radio Alicia, Radio Città, telefonead rápidamente, o avisad, indicando si estáis a la escucha o retransmitiendo estas cosas a través de la radio.
  • Os estamos escuchando pero no podemos comprender si es nuestro retorno.
  • Por favor, Radio Città, decid algo,
  • Radio Città, estamos esperando
  • (Suena el teléfono). Sí, señora, estamos esperando a los abogados.
  • La situación se estabiliza.
  • La policía continúa fuera, espera para entrar, siempre con los chalecos antibalas, siempre apuntando con las pistolas, (Zumbido).
  • Han dicho que hundirán la puerta y demás cosas de ese tipo.
  • (Zumbido).
  • Rogamos a todos los compañeros que conozcan abogados que les llamen como sea, para decirles, ni más ni menos, que estamos asediados por la policía, ¿está claro?
  • No sé si habéis visto la película…
  • (Zumbido).
  • ¡Cochina vaca! ¿Cómo cojones se llamaba?
  • (Zumbido).
  • Aquella de Berkler sobre Alemania.
  • ¡Ah sí!, la de Katerina Blum.
  • Vale.
  • Exactamente los mismos cascos. Exactamente los mimos chalecos antibalas y cosas por el estilo.
  • (Zumbido).
  • Es verdaderamente absurdo. Es realmente increíble.
  • Mira, estamos esperando.
  • ¿Tienes tú el número?
  • (Zumbido).
  • Parece de película (risas).
  • Si no fuera por que están golpeando la puerta desde fuera juraría que estaba en el cine.
  • No está, no tengo el número a mano.
  • Escuchad. ¿Nadie sabe el número de Radio Città?
  • Aún estamos esperando la llegada del compañero.
  • Estamos cuatro en la radio.
  • (Zumbido).
  • Solamente estamos cuatro aquí, los que hacemos el trabajo de contrainformación, y somos los que estamos esperando a la policía, para ver qué cojones hace.
  • (Suena el teléfono). Sí, por el momento parecen tranquilos, no hacen tanto ruido, se han calmado, han renunciado a golpear la puerta, se ve que la consideran muy robusta.
  • (Zumbido).
  • Dame un disco, pondremos un poco de música, ¡me cago en Dios!
  • (Suena el teléfono). Aquí Alicia.
  • Es el teléfono del ghetto permanente.
  • Es realmente el ghetto permanente.
  • Aquí Beethoven.
  • (Zumbido).
  • Sí, nos va bien, bien.
  • Si no nos cortan.
  • (Suena el teléfono). No, Calimero se ha ido.
  • ¡Me cago en Dios! ¡Qué monstruosidad! ¡Qué monstruosidad! ¡Qué monstruosidad!
  • No, oye, tenemos a la policía que está golpeando la puerta.
  • (Un piano comienza algunas notas).
  • Un poco de música de fondo.
  • Estamos esperando a los abogados.
  • (Disminuye el piano y acaba por desaparecer).
  • No, no sé si voy a dormir esta noche.
  • Estamos esperando a los abogados.
  • De nuevo la policía ha vuelto a golpear la puerta, gritan continuamente para que abramos.
  • Estáis a la escucha, ¿estáis ahí?
  • ¡Abrid la puerta!
  • Están llegando los abogados, esperad cinco minutos, están aquí, en la calle.
  • (Griterío incomprensible).
  • (Zumbido).
  • Los únicos comentarios...
  • ¡Me cago en Dios! Abrid, y cosas por el estilo.
  • (Gritos).
  • Han entrado, han entrado, han entrado, han entrado.
  • Estamos con las manos arriba, han entrado, estamos con las manos arriba, están arrancando…, están arrancando el micrófono.
  • ¡Manos arriba!
  • Tenemos las manos arriba…
  • Mira esto es un puesto…
  • La orden de registro de…
  • (Silencio).
El 12 de marzo de 1977, tras el asesinado por los carabineros del estudiante Francesco Lorusso y mientras la ciudad de Bolonia era ocupada por carros blindados, la emisora Radio Alicia era clausurada por las fuerzas de policía y los redactores allí presentes encarcelados. (Extraído del libro Alicia es el diablo. Ed. Hacer, 1981).

En Francia Radio Libertaire, en la ciudad de París, ha sido la más conocida. El movimiento squatter en Holanda tuvo importantes emisoras como Radio de Vrije Keyser y Radio Patapoe.

Una de las mejores definiciones que se han hecho de las Radios Libres en nuestro país, se realizó en el Manifiesto de Villaverde, en Madrid, en 1983, elaborado por la Coordinadora Estatal de Radios Libres:

En una sociedad cuya realidad está altamente centralizada e informatizada, donde los medios privados y públicos de comunicación son poder y están al servicio del poder, las RADIOS LIBRES surgen ante la necesidad y el derecho de toda persona individual o colectiva a expresar libremente sus opiniones, y a criticar y ofrecer alternativas en todo aquello que le afecta directa e indirectamente. Las radios libres nos caracterizamos por:

• Un carácter no profesional, entendiendo que la comunicación no debe ser un medio de lucro.

• Un funcionamiento autogestionario basado en la toma de decisiones de forma directa por todos aquellos que participan activamente en la vida de la radio.

• Somos autónomos. La radio libre se constituye al margen de todo grupo de presión político o económico que pueda o quiera alterar en su provecho el mensaje a difundir y, obviamente, rechazamos cualquier tipo de publicidad directa o indirecta.

• La radio libre es participativa. Está al servicio de la comunidad donde se integra, potenciando la unificación de los conceptos emisor/receptor.

• Las radios libres surgen como necesidad de llevar la comunicación al marco cotidiano y como lucha contra el monopolio y la centralización de la comunicación.

• Finalmente, nos definimos como radios libres de todo compromiso que no sea el de difundir la realidad sin cortapisas, y las opiniones sin limitación.

Las radios libres pretendemos potenciar una práctica de comunicación basada en un enfrentamiento radical contra todo tipo de relación social de dominación y, por tanto, apostamos por una forma de vida alternativa a la actual.

COORDINADORA DE RADIOS LIBRES
Villaverde, 21-22 de mayo de 1983

En España, la pionera del Movimiento de Radios Libres fue Radio Mauixa de Granollers, que surgió en 1977, a la que siguió Onda Lliure, en Barcelona, en 1979, que fue cerrada varias veces. En los años 80 nacieron nuevas emisoras por los cuatro puntos cardinales del territorio, como Radio Paraíso y Eguzki Irratia, en Iruña; Txomin Barullo, en Bilbao; La voz de la experiencia de Radiocadena del water, Radio Negra, Onda Verde Vallekana y Radio Rara (Getafe), en Madrid; Radio Pica, de Barcelona y Radio Klara, en Valencia, entre otras.

Aunque por regla general casi todas las Radios Libres han tenido y tienen un carácter asambleario y autogestionario, algunas estuvieron supeditadas a un colectivo dirigente que se encargaba de la gestión de la misma y de su supervisión ideológica, al mejor estilo leninista. Tal fue el caso de Onda Verde, que nació de Onda Verde Vallekana, en la primera mitad de los años 80, situada esta última en el popular barrio de Vallecas, en Madrid. El Colectivo Germinal hizo que esta emisora libre de barrio derivara hacia otro proyecto más ambicioso, dirigido a cubrir toda la Comunidad de Madrid. La pequeña radio de barrio se convirtió en una emisora que llegó a emitir las 24 horas del día, y en la que participaron una amplia representación de militantes desperdigados de la izquierda extraparlamentaria, ecologistas, antimilitaristas, feministas, movimiento punk, comités de apoyo a los presos y presas, comités de apoyo a la causa árabe, etcétera. Quiso abarcar tanto que al final implosionó, quedando fuera del Movimiento de Radios Libres.

FUENTES:

  • Alicia es el diablo. Ed. Hacer. Barcelona, 1981
  • Lembas. Radios Libres: Ondas de libertad. www.alasbarricadas.org, 2006
  • Pérez Martínez, José Emilio. Una historia de la radio libre madrileña (1976-1989). Departamento de Historia Contemporánea Universidad complutense de Madrid, 2012

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