15 mar 2023

Notas y sílabas


La canción y la palabra, notas y sílabas, signos herméticos, sinfonías narradas que conforman un océano sorprendente de códigos y significados aventurados. Al escribir podemos interrogarnos de manera insistente si poseemos el don, el talento suficiente como para jugar con la ficción o la metaficción; en sí, con los elementos que conforman nuestro imaginario personal y desbordan nuestra biografía. Quizá, simplemente, tenemos hambre de expresión o de creación, ―de liberar las emociones contenidas―, porque en dicha creación se encuentra la cúspide etérea que cada persona ―si puede― debe alcanzar.

Sí, es innegable, en última instancia, se trata de escalar muros compuestos por ladrillos de miedo, ignorancia y cólera, unidos por la argamasa de los prejuicios y las etiquetas sociales. Parece elemental, en sí, un proceso vano, ascender por la pendiente de las letras inconexas que exigen orden; pero no lo es tanto, más bien al contrario. No es sencillo poner a prueba la fuerza de gravedad de la escritura inexistente, que pretende deslumbrar desde la hoja en blanco; es difícil ejercer el acto imprescindible de atrevimiento impío de la primera mancha, los primeros trazos peregrinos que inician una historia hecha de humo y deseo de trascendencia. ¡Cuánta pasión nacida de sombras, deseos y zozobras! ¡Cuánta urgencia de saberes que se agolpan en la entrada al palacio del verbo. 

Al final, el hecho mágico del incomprensible intelecto restablece el orden, lo que debe ser, lo que decide el creador, uno mismo. Y cuando ese orden ha tomado forma, entonces el corazón, ese músculo inquieto, deja de latir descompuesto y se refugia en la inmensa caverna que es nuestro pecho, para recuperarse de la fatiga infinita que produce el hecho de escribir.


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