14 nov 2023

Principio de barbarie


TRILOGÍA DE LA FUNDACIÓN (1951-1953)

Isaac Asimov



Por Ángel E. Lejarriaga



El prolífico escritor de origen ruso, Isaac Asimov (1919-1992), nos regaló, para mayor gloria de la ciencia ficción, esta trilogía (Ciclo de Trantor) en un primer momento, que más adelante continuaría. Entre 1942 y 1950 aparecieron una serie de cuentos que darían forma poco tiempo después a la trilogía. La compusieron en origen tres novelas: Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) y Segunda Fundación (1953). Asimov recibió el Premio Hugo por la serie, a la que dio continuidad en 1981 con más novelas: Los límites de la Fundación (1982), Fundación y Tierra (1986), Preludio a la Fundación (1988) y Hacia la Fundación (1993). El contexto narrativo de las cuatro obras siguientes fue el mismo con referencias a hecho descritos en otras series de Asimov como la del Imperio Galáctico y la de los robots.

El principio que rige o mejor dicho, desencadena la magna obra es lo que podríamos denominar el “principio de barbarie”, es decir, la historia de la humanidad está caracterizada por atravesar períodos de barbarie tras los cuales es necesario reconstruir la “civilización”; dicho de otro modo, recuperar el saber acumulado en la antigüedad si es que no se ha perdido. Precisamente ahí reside el problema que plantea Asimov, en la pérdida o destrucción de conocimiento que se produce en dichos periodos desastrosos, que es causa del retraso de la recuperación.

En el principio de la trilogía, Hari Seldon a través de la psicohistoria (combinación de historia, psicología y estadística matemática para calcular el comportamiento estadístico de poblaciones extremadamente grandes, como la del Imperio Galáctico) llega a la conclusión teórica de que el Imperio Galáctico va a desaparecer y la galaxia caerá durante treinta mil años en la oscuridad, la guerra y la destrucción del conocimiento acumulado durante miles de años. Para reducir al máximo ese periodo de barbarie y los costes de la mismo propone el Plan Seldon según el cual "la masa de eventos irrumpiente debe desviarse solo un poco", el objetivo es que el desastre sólo dure mil años. Para la ejecución de dicho plan es imprescindible la creación de dos fundaciones compuestas por dos grupos de científicos que se instalarán en extremos opuestos de la galaxia. Con estas fundaciones pretende salvar el conocimiento acumulado (hacer la Enciclopedia galáctica) y que esta base sea la piedra angular del imperio galáctico que renacerá en el futuro.

El Ciclo de Trantor, como ya se ha dicho, antes que novela fueron relatos cortos. Astounding Magazine los publicó en gran parte entre 1942 y 1950. Asimov comentó en una entrevista que se había inspirado en la Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano de Edward Gibbon (1789). Los cuatro primeros relatos se publicaron en 1951 por Gnome Press bajo el nombre de Fundación. El resto de cuentos aparecieron en los dos años siguientes.

El problema de hablar de estas novelas reside en que si se cuenta demasiado el lector pierde el interés por profundizar en ellas. Pero podemos sacar una conclusión a vuela pluma sin desentrañar secretos ni hilos argumentales. La trilogía posee todos los componentes de la sociedad contemporánea, digamos que es una proyección de lo vivido hasta nuestro siglo a quince mil años después. La visión de Asimov no es benévola, es decir, el ser humano no va a evolucionar en exceso a lo largo de los milenios ―algo poco probable, aunque esto sea para peor―, seguirá siendo sanguinario, desalmado, rapaz, manipulador, ambicioso con el poder, autoritario, despótico y un sin fin más de calificativos que harían interminable la lista. La tecnología está en el centro de la ecuación narrativa. En este aspecto sí que evoluciona la especie humana: coloniza la galaxia. No está mal para tratarse de poco más que primates hambrientos de sangre. También hay otra lección que asume el autor digna de destacar, las cosas se pueden hacer de un modo diferente si pensáramos en el bien común; pero claro esa es otra historia, casi siempre protagonizada por minorías sacrificadas que tienen una visión diferente de la vida. De hecho, la psicohistoria funciona o tiene capacidad predictiva en la medida que considera datos de las masas, de los rebaños de seres humanos, no de los individuos.

Esta trilogía es muy adecuada para debatir sobre el tipo de vida que llevamos en el tiempo presente, la geopolítica, las guerras, la injusticia social, el “Poder”, las relaciones de dominación con las que nos desenvolvemos y el dolor que causa cada una de nuestras decisiones sobre el resto de las especies del planeta y sobre la nuestra propia.






1 comentario:

  1. Uno de los enigmas que más me atraen se refiere precisamente a cómo es posible que el ser humano sanguinario, desalmado, rapaz, manipulador, ambicioso con el poder, autoritario, despótico… pueda ser capaz de hacer evolucionar el planeta (destruyéndolo en gran parte), crear, desarrollar, inventar y alcanzar este nivel tecnológico. Debe ser que me resulta incompatible el embrutecimiento y la maldad con la inteligencia.

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