18 feb 2020

Si te dicen que caí


Por Ángel E. Lejarriaga




Esta novela de Juan Marsé (1933) se publicó en México en el año 1973. Está situada en Barcelona, a principios de los años cuarenta. Es indudable que tiene que constar en los manuales de literatura española, no solo por ser de él, dada su brillante trayectoria literaria, ni tan siquiera tomarla con paciencia dada la gran cantidad de personajes que afloran en ella, más de cuarenta, y sus historias entrecruzadas. La novela ganó el Premio Internacional de Novela de México. Saltó al cine en 1989 de la mano del director Vicente Aranda.

El nombre de la obra hace referencia al himno del partido fascista, Falange Española de las JONS, que formó parte de la trama golpista que llevó al poder al general Franco en 1939, y que participó, cuando no llevó la iniciativa, en la sangrienta represión que desarrolló el nuevo Régimen tras su victoria contra el gobierno legítimo republicano.

La novela nos cuenta una historia aparentemente sencilla porque el entorno en el que se desarrolla es sencillo, humilde, un barrio pobre en los años cuarenta. Pero luego no es tan sencilla pues nos encontramos ante un auténtico puzle que hay que desentrañar con mirada detectivesca. El centro alrededor del cual giran las historias, que van y vienen, es la trapería de los Javaloyes, siendo el protagonista el más joven de la familia, Daniel Javaloyes, que al principio de la novela aparece muerto, cuya vida otros personajes van a ir reconstruyendo a través de sus recuerdos. Esa recomposición de la vida del muchacho nos lleva a una época en la que las bandadas de niños desamparados pululaban por los solares abandonados barceloneses, quizá ajenos a la sociedad en la que vivían, bien porque la desconocían, bien porque no les importaba. Eran niños de la guerra, algunos más dislocados que otros, con poco que perder y sin demasiadas expectativas de cambio en sus horizontes personales.

La pandilla de Java comete todo tipo de tropelías impulsada por este, al que veneran por su atrevimiento y valentía. No tiene demasiados escrúpulos a la hora de enfocar su día a día, y acomete, por ejemplo, sin demasiados problemas participar en un acto sexual para que un alférez, minusválido a causa de las heridas recibidas en la guerra, disfrute “mirando”. A todo esto se le suma la petición de la madre de dicho alférez para que averigüe el paradero de una mujer, Ramona, que dirigió un orfanato antes de la guerra. Java consigue esa información sin escatimar crueldades.

Además, Marsé nos cuenta cómo algunos revolucionarios supervivientes a la derrota todavía resisten sin perder la esperanza en una victoria que nunca llegará, aunque ellos no lo sepan en ese momento. Un hermano de Java es uno de esos revolucionarios, y vive escondido en la trapería por temor a que lo detengan y lo fusilen; a pesar de su buen escondite, su porvenir va a ser aciago como el lector podrá comprobar.

Que nadie espere encontrar en esta novela conductas morales o dignas por parte de los personajes, más bien al contrario. Se podría decir que Marsé hace una magnífica y descarnada exposición de la ruindad humana manifestada en todo su esplendor.

La vida de los personajes es caótica, fracturada, con un principio pero sin un fin que vaya más allá de una muerte anunciada, que llegará antes o después según el azar disponga. Marsé utiliza un estilo que rompe con el tiempo lineal, dispersa la narración, hace que el lector se comprometa y se esfuerce en comprender la naturaleza del vil caldo que tiene entre manos, haciéndole cómplice a su vez de la narración.

Novela para la historia de la narrativa universal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario