8 abr 2024

Un baño de literatura



LA HABITACIÓN CERRADA  (1986)
Paul Auster


Ángel E. Lejarriaga

 

Paul Auster (1947). Esta novela se publicó en 1986, y supuso el punto y final a la que se etiquetó como La trilogía de Nueva York, compuesta por tres novelas publicadas entre los años 1985 y 1987: Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada. Las tres obras tocan temas diferentes, pero en ellas los personajes se encuentran a la deriva en un torrente azaroso, en el que la voluntad pretende imponerse sobre un universo narrativo en el que el ensayo y la ficción que inspiran al escritor se confunden, y dejan al lector ante el laborioso esfuerzo de apañarse como pueda ante el vértigo de la comprensión que la lectura le exige.

“En última instancia, una vida no es más que la suma de hechos contingentes, un crónica de intersecciones casuales, de azares, de sucesos fortuitos que no revelan nada más que su propia falta de propósito.”

En La habitación cerrada, aunque aparentemente el protagonista es un escritor desaparecido de nombre Fanshawe, el auténtico eje vertebrador del relato es el propio narrador. Fanshawe y éste se conocen desde la infancia, son buenos amigos, confían el uno en el otro. En un momento dado el primero decide desaparecer, abandona a su esposa y a su hijo, y una infinidad de textos que nunca se decidió a poner en manos de un editor. Antes de marcharse da instrucciones a su compañera sentimental para que le pase todo el material escrito al narrador, cuyo nombre desconocemos. A partir de estos hechos se inicia una investigación sobre el porqué de la huida de Fanshawe, y el objeto final de la misma. Su desaparición así como el estudio de sus manuscritos se van a convertir en una obsesión para el narrador.

“Cada frase borraba la frase anterior, cada párrafo hacía imposible el siguiente. Es extraño, entonces, que la sensación que sobrevive de ese cuaderno sea de gran lucidez. Es como si Fanshawe supiera que su obra final tenía que subvertir todas mis expectativas. Había contestado a la pregunta haciendo otra pregunta, y por lo tanto todo quedaba abierto, inacabado, listo para empezar de nuevo.”



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