11 oct 2023

Psicología de algunos tipos de amor


EL LIBRO DE LOS AMORES RIDICULOS (2008)

Milan Kundera



Por Ángel E. Lejarriaga


En esta obra de Milan Kundera (1929-2023) aparecida originalmente en 1968, el escritor inicia una indagación sobre el amor que se va a mantener con posterioridad en sus novelas La insoportable levedad del ser (1984) y La identidad (1998). Los amores que expresa el checo no son fáciles, sí apasionados, pero cargados de un cierto fatalismo y obsesividad, que les alejan cualquier posibilidad comprensiva racional —en el peregrino supuesto de que se pueda racionalizar de algún modo el amor— y de un auténtico contacto con lo terrenal. Aunque, pensándolo bien, tal vez esta forma de estudiar el amor se aproxime más a su esencia, que la derivada del simplista romanticismo.

El libro de los amores ridículos es un estudio sobre distintas formas de amar y de desear y de ser amado. Las relaciones que se describen se circunscriben ambientalmente a Praga. En un primer momento domina el toque humorístico de Kundera que flota sobre el texto, pero enseguida emana del mismo un incipiente espíritu trágico que el lector debe interpretar. Él no explica el porqué de lo que sucede, lo muestra y es nuestra propia estructura mental la que se debe adaptar al discurso. Hay que decir que el sexo, el erotismo y la amistad son las señas de identidad de las narraciones.

La recopilación está compuesta por siete historias que, aparentemente, no tienen relación entre ellas salvo una excepción. Nadie se va a reír es un relato obsesivo, paranoide y por momentos opresivo. Un profesor universitario, ególatra y con aires de superioridad, tiene que hacer una reseña de una investigación; tras leerla considera que el texto no merece la pena y por tanto se niega a realizarla. Este profesor tiene una amante a la que ha prometido encontrar un empleo como modelo. Lo que en principio se presenta casi como un divertimento acaba convirtiéndose en una cuestión de honor con tintes dramáticos. El desarrollo del relato es como dejar que un gato juegue con un ovillo de lana. Por un momento no sabes si lo que estás leyendo es absolutamente ridículo o se trata de un drama.

La dorada manzana del eterno deseo es un relato también obsesivo, con páginas delirantes, que se desarrolla en escenarios forzados, en los que los protagonistas juegan una partida continua de seducción, uno es el dinamizador de las conquistas, un auténtico macho alfa que acosa a las mujeres; el otro alguien desencantado de la vida que se deja llevar, aburrido. El mundo interior del segundo contrasta con el del primero. Los dos aman a su modo, pero la distancia emocional e intelectual que les separa es aterradora. La mirada Kundera es demoledora, se ríe de ellos, son cazadores que no cazan.

El falso autoestop. Relato alucinante, todos pueden serlo, pero éste es aún mejor. Una pareja realiza un viaje en coche y durante el mismo deciden hacer un juego de roles: ella hará autoestop y él será un conductor anónimo que la recogerá en la carretera. Hasta aquí el esquema es sencillo. Pero, ¿qué sucede si la imaginación domina la escena más de la cuenta y los papeles respectivos se interpretan con veracidad, y en un momento dado ambos tienen dificultades para reconocer el punto del que partieron? ¿Qué sucede si ella se encuentra cómoda en un rol liberador que se reprimía tras su actitud pudorosa y tímida; pero, ¿y él?

Symposion. Esta historia está vinculada con la sexta: El doctor Havel después de veinte años. La narración se desarrolla en una reunión nocturna de cinco profesionales de la medicina, unos están trabajando y otros no. En ese espacio constreñido o limitado, reflexionan sobre el amor y el sexo. Las personas presentes son muy liberales, entusiastas practicantes del sexo que parece tienen a su alcance en cuanto lo desean, como si estuvieran siempre dispuestos para ejecutarlo con precisión quirúrgica. Se repite la misma impresión en La insoportable levedad del ser. Se habla de sexo pero no se percibe como fuente de placer extremo sino como forma de autorrealización personal, incluso como llave para alcanzar objetivos.

Que los muertos viejos dejen sitio a los muertos jóvenes. Esta historia me ha impresionado mucho y su resolución también me ha gustado porque, por fin, pienso, Kundera toma partido por un final comprometido. El relato cuenta un encuentro fortuito de un hombre y una mujer, que tuvieron otro quince años antes. Entonces se acostaron de una manera furtiva. En el tiempo presente, la situación es parecida pero diferente, los dos han envejecido, tal vez ella más, los dos han tenido otras experiencias, unas mejores y otras peores. En un momento dado de su encuentro él la invita a su casa. Son diferentes pero al mismo tiempo la esencia, la pasión que vivieron quince años atrás permanece. Ella no ha vivido su deseo; su vida ha cumplido con la voluntad que le ha impuesto su entorno. ¿Y él qué quiere? Tal vez recuperar su juventud perdida.

El doctor Havel al cabo de veinte años. El relato es peculiar y significativo. El doctor Havel con veinte años más tiene que enfrentarse a la realidad del tiempo que le ha caído encima, es decir, que le ha avejentado. No poseer el vigor y el atractivo primigenio le acongoja, teme el transcurrir inmisericorde del tiempo. ¿Dónde obtener entonces refuerzos positivos con los que afrontar el presente? Un joven periodista que le admira le va a ayudar en este proceso, quizá porque ve en él una versión de sí mismo cuando era joven.

Eduard y Dios. Esta es una narración laberíntica que aunque no guarde similitud con la primera, se le parece. Eduard se enamora de una joven, hasta aquí todo bien. El problema que surge es que ella cree en Dios y él no. Él pretende practicar sexo y ella se niega por razones religiosas. Así las cosas, él decide convertirse al catolicismo lo cual en la sociedad socialista Checa de entonces produce un auténtico terremoto.

Amor, sexo, engaños, infidelidades, más amor, juventud, vejez, miedo a la falta de experiencia erótica, a no gustar, a ser rechazado, a la pérdida de la virilidad, miedo a la decadencia masculina, fundamentalmente porque la mayoría de los actores principales son varones que se ven ante la urgente necesidad de demostrarse a sí mismos que siguen siendo competentes entre las hembras, ello aunque estén casados o tengan novia. El sexo se convierte en un motivo indiscutible que envuelve las tramas como si fuera un “bálsamo de Fierabrás” que todo lo cura, si bien la sensación que desprenden los personajes es la de vivir en una permanente búsqueda de sentido.
“El encanto erótico se manifiesta más en la deformación que en la regularidad, más en la exageración que en la proporcionalidad, más en lo original que en lo que está hecho en serie, por bonito que quede.”

“Puede que un hombre y una mujer estén más cerca el uno del otro cuando no viven juntos y cuando simplemente saben que existen y que están agradecidos por existir y por saber el uno del otro. Y sólo con esto les basta para ser felices.”

“El erotismo no es sólo un deseo del cuerpo, sino también, en la misma medida, un deseo del honor. La pareja que hemos logrado, la persona a la que le importamos y que nos ama, es nuestro espejo, la medida de lo que somos y lo que significamos. En el erotismo buscamos la imagen de nuestro propio significado e importancia.”

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