Por Ángel E. Lejarriaga
Desde el 15 de mayo de 2011 una parte de la población de este país ha empezado a despertar y a ocupar las plazas, convirtiéndolas en lugares emblemáticos de discusión y resistencia. Muchos acontecimientos se han vivido en ellas, emocionantes, alegres, incluso dolorosos. Hemos aprendido, como niños hambrientos, saberes y formas de lucha que permanecían archivadas en la biblioteca del olvido. Hoy somos más ricos en valores e ideas que hace unos meses; ese conocimiento adquirido nos impulsa hacia un horizonte de libertad y de contestación social, inquebrantable ante la pérdida de derechos que el mundo financiero y su fiel sirviente, la clase política, tratan de imponernos para mantener sus privilegios.
Esta obra de teatro plantea un escenario cotidiano, íntimo, de confrontación entre generaciones diferentes, y la visión particular de cada una del momento actual. Expone reflexiones abiertas sobre cómo se conquistan las libertades, cómo se pueden afrontar los retos perennes de la transformación social; y también abre el debate sobre los distintos papeles que cada ciudadano puede desempeñar en la tensión constante entre opresores y oprimidos. Cada individuo tiene una responsabilidad que debe asumir, nadie es inocente si permanece impasible ante la injusticia. En ese contexto los personajes discuten, se enfrentan y conmueven. El espectador participa en la obra desde fuera del escenario con las contradicciones que la trama dramática le genera. Bajar libro
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Me ha encantado. Expresa muy bien la situación actual y la falta de conciencia de muchos de los protagonistas que están participando. Espero verla en un teatro, es muy transgresora y todos podemos aprender.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Angel. Es una pena que no pueda verse en un teatro.
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