¿Quién es Stieg Larsson (1954-2004)? Pues es un sueco que se ha hecho famoso después de su muerte prematura. La eterna desgracia de muchas personas que crean, en cualquiera de sus posibilidades, y el reconocimiento les llega tarde. Tal es el caso de este periodista y escritor nórdico. En general conocemos muy poco, o nos llega muy poca información sobre lo que se escribe en otros países, y en lo que se refiere a la novela negra mucho menos. Si bien lo que narra Larsson en los tres volúmenes de Millenium es mucho más que un texto policiaco.
Stieg Larsson empezó su existencia, viviendo con sus abuelos en una zona rural de Suecia y no le fue mal. A los nueve años, tras la muerte de su abuelo, vuelve a su casa paterna. Desde pequeño era un niño diferente, algo que en ocasiones puede agradar y en otras no tanto. En lo que se refiere a Stieg, a partir de la adolescencia dejó de dormir bien, o directamente no dormía por las noches. En algo se tenía que entretener, por qué no hacerlo con una máquina de escribir. Los teclados de los ordenadores no hacen apenas ruido cuando tecleamos pero imaginemos lo que suponía para los que convivían con él estar escuchando los golpes incesantes de las teclas durante el silencio nocturno, día tras día. Evidentemente difícil. Como consecuencia directa de esta ocupación tan afortunada para él y tan desafortunada para su familia, acabó durmiendo en el garaje; que según manifestó en algún momento de su vida “No se estaba tan mal”. A los catorce años un acontecimiento inesperado cambió su vida. Durante una estancia en un camping fue testigo de una violación por parte de sus compañeros de viaje, él no hizo nada para evitarla, y a pesar de pedir perdón a la víctima por no intervenir, la experiencia le dejó marcado, convirtiéndole en un furibundo feminista. Al principio he dicho que Millenium es mucho más que una novela negra, y el feminismo radical de Stieg es una pista de por dónde va su narrativa.
En lo que respecta a sus primeros trabajos, fueron bastante improvisados, podríamos decir de supervivencia: lavaplatos o en una fábrica de peón, vamos, trabajaba de lo que le iba saliendo para así poder pagar las facturas. Entre 1977 y 1999 tuvo un empleo estable de diseñador gráfico para la agencia de noticias sueca TT.
Un aspecto que me ha llamado mucho la atención ha sido su activismo político. Formó parte de la Liga Comunista de los Trabajadores, un partido trotskista sueco. Aquí en España tuvimos también dos ligas del mismo estilo, creo recordar, la Liga Comunista a secas y la Liga Comunista Revolucionaria, que pertenecían a la Cuarta Internacional, formada por Leon Trotski. Participó en campañas contra la Guerra de Vietnam, contra el racismo, contra la extrema derecha (fue uno de los fundadores de Stop the Racism). También participó en un estudio sobre la extrema derecha racista en Suecia, con la Fundación Expo; cuya revista del mismo nombre que la fundación, Expo, dirigió. Los recuerdos de esa época en la revista eran pesimistas, no recibió apoyos y la cerraron a los tres años de su aparición (1995-1998). Todos estos detalles, de una manera indirecta, forman parte de Millenium. Pero sigo. A pesar de todo, Larsson era imparable, como el protagonista de sus novelas. En 2001 relanzó la revista y escribió algunos libros sobre los grupos nazis suecos y sus lazos con los poderes financieros y públicos de Suecia. Aunque Suecia parezca un país idílico, tiene su alfombra bajo la que se ocultan muchas miserias. Larsson las conocía como conocía bien las agresiones y asesinatos que cometían los grupos nazis en el país, a los que denunciaba de continuo. Un amigo suyo, periodista, fue asesinado por la ultraderecha.
En resumidas cuentas, Larsson era todo un personaje digno de estudio. Espero que vayan fluyendo datos sobre su militante vida, desde luego de lo más interesante. Murió joven, es cierto, pero lo que vivió fue intenso y comprometido. Un infartó lo fulminó. Tenía solo cincuenta años. Acababa de entregar a su editor el tercer volumen de la trilogía Millenium. Todavía no se había publicado el primero: Los hombres que no amaban a las mujeres. Después de su muerte la saga ha tenido continuación a través de otro escritor, David Lagercrantz; hasta 2019 se han publicado tres volúmenes más.
Después de su muerte, sus herederos han pleiteado por los derechos millonarios de sus obras. Es lamentable, pero los que se han hecho con los mismos han sido precisamente aquellos con los que no tuvo relación desde los dieciocho años, momento en el que se fue de su casa para no volver. Supongo que nadie pensará a estas alturas del siglo XXI que la vida per se es justa.
Entrando en Millenium de lleno, hay que decir que Larsson se interesó por la novela negra hacia 2001. Su incursión en el género dio su fruto con la saga: Los hombres que no amaban a las mujeres (2005), La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2006) y La reina en el palacio de las corrientes de aire (2007). Lo curioso del caso es que empezó a escribir estas tres novelas para entretenerse y pasar un buen rato, después de salir de trabajar, sin ninguna proyección editorial.
Antes de estas novelas publicó colecciones de artículos: Extremhögern (1991), Överleva deadline – handbok för hotade journalister (2000), Sverigedemokraterna: den nationella rörelsen (con Mikael Ekman) (2001), Debatten om hedersmord: feminism eller rasism (con Cecilia Englund) (2004) y Sverigedemokraterna från insidan (con Richard Slätt, Maria Blomquist, David Lagerlöf y otros) (2004). En 2011 se publicó La voz y la furia, una recopilación de artículos de la revista Expo.
Los hombres que no amaban a las mujeres, la primera novela de la saga, posee todos los componentes que ha vivido y denunciado Larsson a lo largo de su vida, su militancia política y su propia experiencia profesional en Expo. Veamos. Tenemos a un periodista de investigación que se dedica a sacar a la luz la corrupción se manifieste esta donde se manifieste, Mikael Blomkvist; a través de una fuente que parece segura este realiza una denuncia pública en la revista que coedita con Erika Berger, Millenium, contra un magnate de mucho prestigio: Hans-Erik Wennerström. La denuncia resulta fallida y acaba enjuiciado y en la cárcel. En ese periplo de descenso a los infiernos es contratado por un potentado octogenario, Hernik Vanger, para indagar la desaparición en los años sesenta de un familiar, Harriet Vanger. Él investiga y a su vez es investigado por la que acabará siendo su colaboradora, Lisbeth Salander; personaje irrepetible. A partir de esta trama de casi setecientas páginas, que se leen de manera desenfrenada, va a ponerse sobre la mesa la historia de una rica familia sueca en la que ha habido de todo. Los temas que le han preocupado desde joven a Larsson aparecen sin límite. No hay ninguna concesión a su país de origen. Larsson mete dos dedos en las tripas de la sociedad sueca contemporánea y esta no sale bien librada. La maldad y la corrupción se manifiestan en estado puro.
En 2009 se estrenó una primera adaptación cinematográfica a la que siguieron hasta tres más. La última dirigida en 2011 por David Fincher y teniendo como protagonistas a Christopher Plummer, Daniel Craig y Rooney Mara.
Stieg Larsson empezó su existencia, viviendo con sus abuelos en una zona rural de Suecia y no le fue mal. A los nueve años, tras la muerte de su abuelo, vuelve a su casa paterna. Desde pequeño era un niño diferente, algo que en ocasiones puede agradar y en otras no tanto. En lo que se refiere a Stieg, a partir de la adolescencia dejó de dormir bien, o directamente no dormía por las noches. En algo se tenía que entretener, por qué no hacerlo con una máquina de escribir. Los teclados de los ordenadores no hacen apenas ruido cuando tecleamos pero imaginemos lo que suponía para los que convivían con él estar escuchando los golpes incesantes de las teclas durante el silencio nocturno, día tras día. Evidentemente difícil. Como consecuencia directa de esta ocupación tan afortunada para él y tan desafortunada para su familia, acabó durmiendo en el garaje; que según manifestó en algún momento de su vida “No se estaba tan mal”. A los catorce años un acontecimiento inesperado cambió su vida. Durante una estancia en un camping fue testigo de una violación por parte de sus compañeros de viaje, él no hizo nada para evitarla, y a pesar de pedir perdón a la víctima por no intervenir, la experiencia le dejó marcado, convirtiéndole en un furibundo feminista. Al principio he dicho que Millenium es mucho más que una novela negra, y el feminismo radical de Stieg es una pista de por dónde va su narrativa.
En lo que respecta a sus primeros trabajos, fueron bastante improvisados, podríamos decir de supervivencia: lavaplatos o en una fábrica de peón, vamos, trabajaba de lo que le iba saliendo para así poder pagar las facturas. Entre 1977 y 1999 tuvo un empleo estable de diseñador gráfico para la agencia de noticias sueca TT.
Un aspecto que me ha llamado mucho la atención ha sido su activismo político. Formó parte de la Liga Comunista de los Trabajadores, un partido trotskista sueco. Aquí en España tuvimos también dos ligas del mismo estilo, creo recordar, la Liga Comunista a secas y la Liga Comunista Revolucionaria, que pertenecían a la Cuarta Internacional, formada por Leon Trotski. Participó en campañas contra la Guerra de Vietnam, contra el racismo, contra la extrema derecha (fue uno de los fundadores de Stop the Racism). También participó en un estudio sobre la extrema derecha racista en Suecia, con la Fundación Expo; cuya revista del mismo nombre que la fundación, Expo, dirigió. Los recuerdos de esa época en la revista eran pesimistas, no recibió apoyos y la cerraron a los tres años de su aparición (1995-1998). Todos estos detalles, de una manera indirecta, forman parte de Millenium. Pero sigo. A pesar de todo, Larsson era imparable, como el protagonista de sus novelas. En 2001 relanzó la revista y escribió algunos libros sobre los grupos nazis suecos y sus lazos con los poderes financieros y públicos de Suecia. Aunque Suecia parezca un país idílico, tiene su alfombra bajo la que se ocultan muchas miserias. Larsson las conocía como conocía bien las agresiones y asesinatos que cometían los grupos nazis en el país, a los que denunciaba de continuo. Un amigo suyo, periodista, fue asesinado por la ultraderecha.
En resumidas cuentas, Larsson era todo un personaje digno de estudio. Espero que vayan fluyendo datos sobre su militante vida, desde luego de lo más interesante. Murió joven, es cierto, pero lo que vivió fue intenso y comprometido. Un infartó lo fulminó. Tenía solo cincuenta años. Acababa de entregar a su editor el tercer volumen de la trilogía Millenium. Todavía no se había publicado el primero: Los hombres que no amaban a las mujeres. Después de su muerte la saga ha tenido continuación a través de otro escritor, David Lagercrantz; hasta 2019 se han publicado tres volúmenes más.
Después de su muerte, sus herederos han pleiteado por los derechos millonarios de sus obras. Es lamentable, pero los que se han hecho con los mismos han sido precisamente aquellos con los que no tuvo relación desde los dieciocho años, momento en el que se fue de su casa para no volver. Supongo que nadie pensará a estas alturas del siglo XXI que la vida per se es justa.
Entrando en Millenium de lleno, hay que decir que Larsson se interesó por la novela negra hacia 2001. Su incursión en el género dio su fruto con la saga: Los hombres que no amaban a las mujeres (2005), La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2006) y La reina en el palacio de las corrientes de aire (2007). Lo curioso del caso es que empezó a escribir estas tres novelas para entretenerse y pasar un buen rato, después de salir de trabajar, sin ninguna proyección editorial.
Antes de estas novelas publicó colecciones de artículos: Extremhögern (1991), Överleva deadline – handbok för hotade journalister (2000), Sverigedemokraterna: den nationella rörelsen (con Mikael Ekman) (2001), Debatten om hedersmord: feminism eller rasism (con Cecilia Englund) (2004) y Sverigedemokraterna från insidan (con Richard Slätt, Maria Blomquist, David Lagerlöf y otros) (2004). En 2011 se publicó La voz y la furia, una recopilación de artículos de la revista Expo.
Los hombres que no amaban a las mujeres, la primera novela de la saga, posee todos los componentes que ha vivido y denunciado Larsson a lo largo de su vida, su militancia política y su propia experiencia profesional en Expo. Veamos. Tenemos a un periodista de investigación que se dedica a sacar a la luz la corrupción se manifieste esta donde se manifieste, Mikael Blomkvist; a través de una fuente que parece segura este realiza una denuncia pública en la revista que coedita con Erika Berger, Millenium, contra un magnate de mucho prestigio: Hans-Erik Wennerström. La denuncia resulta fallida y acaba enjuiciado y en la cárcel. En ese periplo de descenso a los infiernos es contratado por un potentado octogenario, Hernik Vanger, para indagar la desaparición en los años sesenta de un familiar, Harriet Vanger. Él investiga y a su vez es investigado por la que acabará siendo su colaboradora, Lisbeth Salander; personaje irrepetible. A partir de esta trama de casi setecientas páginas, que se leen de manera desenfrenada, va a ponerse sobre la mesa la historia de una rica familia sueca en la que ha habido de todo. Los temas que le han preocupado desde joven a Larsson aparecen sin límite. No hay ninguna concesión a su país de origen. Larsson mete dos dedos en las tripas de la sociedad sueca contemporánea y esta no sale bien librada. La maldad y la corrupción se manifiestan en estado puro.
En 2009 se estrenó una primera adaptación cinematográfica a la que siguieron hasta tres más. La última dirigida en 2011 por David Fincher y teniendo como protagonistas a Christopher Plummer, Daniel Craig y Rooney Mara.
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