Jack London (1876-1916). Este escritor norteamericano es universalmente conocido porque ha logrado introducirse en la mayoría de las colecciones de bolsillo editadas en el mundo; también ha sido uno de los autores más vendidos, compartiendo estantería con El Ulises (1922) de Jame Joyce (1882-1941) o el mismísimo Don Quijote de la Mancha (1605) de nuestro querido Miguel de Cervantes (1547-1616); evidentemente las dos magistrales obras citadas nada tienen que ver con los libros escritos por London. A pesar de ello, he de decir que nada de lo que he leído de él me ha decepcionado, en cuanto a la historia se refiere, es decir, me ha entretenido y en ocasiones sorprendido.
Para empezar diré que por causa del terremoto de San Francisco de 1906, en el que ardieron gran parte de los registros civiles de la ciudad, los orígenes de London son inciertos, o no documentados. Sí que parece que era hijo de William Chaney que nunca reconoció tal paternidad incluso cuando Jack London le interrogó al respecto. Lo cierto es que en las memorias de Chaney, este habla de su esposa Flora Wellman, madre de Jack London. En cualquier caso, conocemos que nació en San Francisco (California), y que tuvo un acceso a la educación escolar bastante precario. Según él, su primera formación fue autodidacta: leía libros en la biblioteca pública.
1883 fue un año de referencia para él, contaba siete años. En la biblioteca que frecuentaba a tan temprana edad, encontró una novela, Signa (1875) de la escritora inglesa Marie Louise Ramé (1839-1908). Esta novela fue inspiradora para él. Cuenta la historia de un joven sin recursos ni educación que llegó a ser un reconocido compositor de ópera. De alguna manera London se identificó con el personaje, por el paralelismo con sus orígenes humildes y su ambición personal.
Con diecisiete años se embarcó en un navío rumbo al Japón. A su vuelta el país estaba bastante revuelto, había una gran agitación social. Para sobrevivir tuvo que aceptar duros empleos como trabajar en un molino de yute o en una central eléctrica. En 1894 participa en la Kelly’s industrial army, una monumental marcha organizada en los EEU que concluiría en Washington, la protesta iba dirigida contra el gobierno por la escasa o nula ayuda que daba a los desempleados. A partir de ese momento se decide a llevar una existencia de vagabundo, yendo de un sitio para otro. Esa forma de vida no estaba bien vista en algunos estados por lo que fue detenido y encarcelado durante treinta días.
Al salir de prisión vagabundeó durante una temporada, también tuvo algún trabajo de marinero, pero enseguida lo dejó porque quería estudiar, así ingreso en la Oakland High School de Oakland, donde escribió algunos artículos en la revista The Aegis, que se editaba en la propia escuela. En dicha revista publica un relato fruto de su viaje a Japón: Typhoon off the coast of Japan. En 1896, con veinte años, logra entrar en la universidad después de realizar un gran esfuerzo, pero no llegó a terminar sus estudios por falta de financiación. Un año después se marchó al Yukón, a Canadá. En aquellos momentos estaba en efervescencia la célebre “fiebre del oro”. Esta experiencia inspiró numerosos relatos que verían la luz tiempo después. Allí enfermó de escorbuto, y sobrevivió casi de casualidad, entre otras razones por la gracia del padre William Judge que había abierto un refugio en Dawson para personas que se encontraban en el estado de London. De esta experiencia surgió To Build a Fire (1908); con anterioridad, en 1902, se publicó otra versión muy diferente.
A los veintitrés años, en 1899, estuvo trabajando en la industria pesquera de enlatado. La condiciones laborales eran difíciles de soportar, incluso para él que era bastante duro, por lo que decidió cambiar de aires y compró la goleta Razzle-Dazzle a través de un préstamo de su madre adoptiva, Jennie Prentiss; su pretensión era dedicarse a recoger ostras. Tuvo problemas con el barco y cambió de nuevo de trabajo, en esta ocasión paso a trabajar durante un tiempo en la patrulla pesquera.
Su experiencia de explotación laboral le llevó a abrazar el socialismo de una manera activa. Alrededor de los veinte años comenzó a militar activamente en pro de una sociedad socialista. En 1896 formó parte del Partido Socialista del Trabajo. Cinco años después lo abandonó, incorporándose al Partido Socialista de América. Existen referencias periodísticas que describen la participación de London en charlas en Oakland, llegando a ser detenido en alguna de ellas, allá por el año 1897. También hay constancia de que se presentó infructuosamente para alcalde de Oakland en 1901 y en 1905. En el año 1906 realizó una gira por los EEUU para difundir el socialismo. En 1905 se publicó La guerra de clases y en 1910 Revolución y otros ensayos. En ciertos momentos simpatizó con el sindicato IWW (Industrial Workers of the World), de raíces anarcosindicalistas, pero sin implicarse con él, consideraba sus posturas demasiado radicales.
En sus obras se ve reflejado perfectamente su crítica social a la expoliación desmedida de la clase trabajadora, la injusticia con que se gobernaba el país y la corrupción. Pero más que de doctrina socialista, Jack London hablaba desde lo que había sufrido directamente en los empleos que había desarrollado. Tenía que existir un mundo diferente, pensaba, si no la vida para la mayoría de la población mundial carecía de sentido. Algo que, según parece, no hemos aprendido todavía hoy. Cuando London se hizo rico, su socialismo instintivo fue decayendo.
Para Jack London estudiar y escribir era simplemente una salida cómoda con la que podía ganar dinero y liberarse del trabajo. De hecho, como ya he mencionado, durante un periodo de su vida prefirió ser vagabundo antes que ser un asalariado, toda una declaración de principios. Pero obtener dinero con la literatura no era fácil. Ganó cinco dólares por el relato To the Man On Trail, publicado en la revista The Overland Monthly. Era obvio que con esos ingresos no iba a ningún sitio, lo que le llevó a cuestionarse el camino que había elegido para sobrevivir. En esas reflexiones estaba cuando The Black Cat aceptó publicar Un millar de muertes y le pagó cuarenta dólares. Esto le reafirmó en su perspectiva inicial.
A partir de entonces comenzó a mandar sus narraciones, en principio cortas, a las nuevas publicaciones de bajo coste que se habían convertido en muy populares en todo país. En el año 1900 logró encauzar su vida, y por fin podía vivir de la escritura.
Su primer matrimonio con Bess Maddern en 1900 fue peculiar, no se amaban, eran amigos, pero se casaron para “tener hijos fuertes”. Parece algo insólito, desde luego, pero ambos tenían sus razones. London concebía el matrimonio desde un punto de vista darwinista. Esta pareja tuvo dos hijas: Joan y Bessie. Por lo que se sabe, hacia 1903 el matrimonio era bastante insostenible, no solo no sentían amor el uno por el otro sino que además se veían como incompatibles. A pesar de ello, en público procuraban mantener las formas, hasta el punto de que nadie sospechó que estaban a punto de romper la relación. En julio de 1903 Jack London abandonó el domicilio familiar. El divorcio se consumó un año después.
London fue acusado varias veces de plagio. Él se defendía de tales acusaciones con el argumento de que tomaba ideas de aquí y de allá. Leía algo en un libro o en un artículo de prensa y eso le inspiraba una historia. No tuvo ningún inconveniente en su momento de reconocer sus fuentes de inspiración. La polémica no se detuvo y la persecución que sufrió fue implacable. Y evidentemente había publicaciones que se parecían en exceso, al menos en el motivo, aunque según London “diferentes en el tratamiento”. En 1906 New York World hizo una comparación del relato Love of Life de London con otro, Lost in the Land of the Midnight de Augustus Fiddle y J. K. McDonald. London se declaró culpable de plagio pero se disculpó con el argumento: «Yo, en el curso de hacer girar mi vida del periodismo hacia la literatura, usé material proveniente de varias fuentes las cuales habían sido coleccionadas y narradas por hombres que hicieron tornar los aspectos de la vida en periodismo». Aparte de este caso citado, hubo otros de semejante factura que pasaron por los juzgados.
Una de sus grandes fuentes de satisfacción, aparte de vivir de la escritura, fue comprarse un rancho en California. Necesitaba dinero y escribía sin parar para financiarse, sin preocuparse demasiado de la calidad de su trabajo. Eso decían sus detractores: "Pocos críticos se molestaban siquiera en evaluar su trabajo seriamente, era obvio que Jack no se iba a esforzar más". Sin embargo, a London no se le daban bien los negocios y eso sumado a su incipiente problema con la bebida, hizo que el rancho fuera de mal en peor.
Hablemos de la muerte de London. Siempre se ha dado por supuesto que la causa de la misma fue el suicidio, esta hipótesis tal vez se ha visto influenciada porque su novela autobiográfica Martín Eden (1909) termina con el suicidio del protagonista. La visión que ha llegado a nuestros días es que Jack London era un bebedor empedernido, y que probablemente un proceso autodestructivo pudo conducirle a acabar con su vida. Esta tesis todavía se defiende hoy. En contraposición, Clarice Stasz en el año 2011 hizo público un novedoso enfoque en el artículo titulado “Jack [John Griffith] London”, según el cual en el certificado de defunción se expresa claramente como causa de la muerte: uremia. Además, hace hincapié en el dolor que sufría de continuo que le llevaba a tomar morfina. Ella especula con idea de que pudo morir, por accidente, de una sobredosis de esta droga.
Se considera La peste escarlata o La plaga escarlata (el título original en inglés fue The Scarlet Plague), como una narración distópica, que curiosamente ha sido bastante premonitoria, con respecto a la pandemia de coronavirus actual, sin las nefastas consecuencias que tiene la epidemia descrita por London. Fue publicada en 1912 en la revista London Magazine y apareció en formato libro en 1915. Por aquella época muchos autores contestatarios de diverso espectro ideológico pensaban que la revolución industrial iba a liberar al ser humano, entre otras cosas, de la esclavitud del trabajo; según estos, serían las máquinas las que trabajarían para nosotros. Jack London compartía ese optimismo que no era más que una hipótesis interpretativa del rumbo que podían tomar los acontecimientos, entre otras, como ha demostrado la historia. La ciencia puede estar al servicio de la sociedad o bien al servicio del Capital, no es posible que sea neutral. Hoy por hoy, como ya entonces, ha tomado partido por los que la financian. Para llegar a estas conclusiones no hay solo hay que dar un repaso a lo sucedido durante las dos guerras mundiales, eventos catastróficos demostraron para que puede usarse el desarrollo tecnológico: para la destrucción. London era un utópico en cuanto deseaba por encima de todo, imaginar un mundo liberado de la esclavitud del trabajo, la miseria y la ignorancia; sin embargo, al final de la novela tira la toalla y muestra un gran escepticismo, manifiesta la idea de que la humanidad si volviera a reiniciarse, por denominarlo de alguna manera, retornaría al principio: al autoritarismo, a la violencia y a la acumulación de riqueza por parte de unos pocos.
La peste escarlata es un novela corta. Se desarrolla en el año 2073. El narrador es James Smith, un superviviente de la “Muerte roja”, pandemia que asoló el planeta en 2013. (Si afina un poco más el autor, acierta con la “plaga” del coronavirus). Antes de morir quiere contarles a sus nietos Edwin, Hoo-Hoo y Hare Lip, lo que sucedió entonces y cómo era la vida en el tiempo anterior a la plaga, para que lo transmitan oralmente a sus descendientes. Los escasos pobladores que hay en el mundo, tras caer la civilización industrial, se han convertido en cazadores-recolectores sin más pretensiones.
Lo que más desconcierta a James Smith, antiguo profesor universitario, a la hora de transmitir su conocimiento, es la escasa capacidad intelectual de sus nietos, lo cual convierte en poco probable un rebrote de la antigua civilización que él alaba y presenta como un hito en la historia de la humanidad.
A la pandemia la denominaron “peste escarlata” o “plaga escarlata” porque a las víctimas se les ponía la cara roja; la muerte se producía rápidamente, en menos de una hora, una vez que habían aparecido los primeros síntomas.
La novelita no tiene grandes pretensiones literarias, es más bien una exposición descarnada de lo que el futuro podría depararnos, según Jack London. El problema es que el futuro está ya aquí, así que este texto lo podemos aprovechar para reflexionar sobre la pandemia actual y el desgarro social postpandémico que nos va a caer.
OBRA LITERARIA
Novelas
· The Cruise of the Dazzler (1902)
· A Daughter of the Snows (1902)
· Children of the Frost (1902)
· La llamada de lo salvaje (The Call of the Wild, 1903)
· The Kempton-Wace Letters (1903, coescrito junto a Anna Strunsky y publicado anónimamente)
· El lobo de mar (The Sea-Wolf, 1904)
· Cuentos de la Patrulla Pesquera (Tales of the Fish Patrol, 1905)
· The Game (1905)
· Colmillo Blanco (White Fang, 1906)
· Antes de Adán (Before Adam, 1907)
· The Road (1907)
· El talón de hierro (The Iron Heel, 1908)
· Martin Eden (1909)
· Burning Daylight (1910)
· Aventura (Adventure, 1911)
· El mexicano (The Mexican, 1911)
· Smoke Bellew (1912)
· The Scarlet Plague (1912)
· The Abysmal Brute (1913)
· The Valley of the Moon (1913)
· John Barleycorn (1913)
· The Mutiny of the Elsinore (1914)
· El vagabundo de las estrellas (The Star Rover, 1915, publicado en Inglaterra bajo el título The Jacket)
· The Little Lady of the Big House (1916)
· The Turtles of Tasman (1916)
· Jerry de las islas (Jerry of the Islands, 1917)
· Michael, Brother of Jerry (1917)
· Hearts of Three (1920, adaptación de un guion establecido por Charles Goddard)
· Asesinatos S.L. (The Assassination Bureau, Ltd, 1963, obra incompleta pero completada por Robert Fish)
Ensayos
· La gente del abismo (1903)
· Revolution, and Other Essays (1910)
· How I Became a Socialist
· El crucero del Snark (The Cruise of the Snark, 1911)
Relatos
Se han contabilizado 197 narraciones cortas. A continuación se presenta una lista de los más conocidos:
· The Dream of Debs
· El hijo del lobo (1900)
· Encender una hoguera (To Build a Fire, 1902, modificada en 1910)
· Diable
· An Odyssey of the North
· To the Man on Trail
· The Law of Life
· Moon-Face
· The Leopard Man's Story (1903)
· Love of Life
· All Gold Canyon
· The Apostate"
· El chinago
· Por un biftec
· Good-by, Jack
· Samuel
· Told in the Drooling Ward
· The Mexican
· The Red One
· El silencio blanco
· The Madness of John Harned
· A Thousand Deaths
· The Rejuvenation of Major Rathbone
· Even unto Deat
· A Relic of the Pliocene
· The Shadow and the Flash
· The Enemy of All the World
· A Curious Fragment
· Goliah
· The Unparalleled Invasion
· When the World was Young
· The Strength of the Strong
· War
· La peste escarlata
· The Red One
Teatro
· The Acorn Planter: a California Forest Play (1916)
Otros artículos de Jack London en este blog:
· El Mexicano
Para empezar diré que por causa del terremoto de San Francisco de 1906, en el que ardieron gran parte de los registros civiles de la ciudad, los orígenes de London son inciertos, o no documentados. Sí que parece que era hijo de William Chaney que nunca reconoció tal paternidad incluso cuando Jack London le interrogó al respecto. Lo cierto es que en las memorias de Chaney, este habla de su esposa Flora Wellman, madre de Jack London. En cualquier caso, conocemos que nació en San Francisco (California), y que tuvo un acceso a la educación escolar bastante precario. Según él, su primera formación fue autodidacta: leía libros en la biblioteca pública.
1883 fue un año de referencia para él, contaba siete años. En la biblioteca que frecuentaba a tan temprana edad, encontró una novela, Signa (1875) de la escritora inglesa Marie Louise Ramé (1839-1908). Esta novela fue inspiradora para él. Cuenta la historia de un joven sin recursos ni educación que llegó a ser un reconocido compositor de ópera. De alguna manera London se identificó con el personaje, por el paralelismo con sus orígenes humildes y su ambición personal.
Con diecisiete años se embarcó en un navío rumbo al Japón. A su vuelta el país estaba bastante revuelto, había una gran agitación social. Para sobrevivir tuvo que aceptar duros empleos como trabajar en un molino de yute o en una central eléctrica. En 1894 participa en la Kelly’s industrial army, una monumental marcha organizada en los EEU que concluiría en Washington, la protesta iba dirigida contra el gobierno por la escasa o nula ayuda que daba a los desempleados. A partir de ese momento se decide a llevar una existencia de vagabundo, yendo de un sitio para otro. Esa forma de vida no estaba bien vista en algunos estados por lo que fue detenido y encarcelado durante treinta días.
Al salir de prisión vagabundeó durante una temporada, también tuvo algún trabajo de marinero, pero enseguida lo dejó porque quería estudiar, así ingreso en la Oakland High School de Oakland, donde escribió algunos artículos en la revista The Aegis, que se editaba en la propia escuela. En dicha revista publica un relato fruto de su viaje a Japón: Typhoon off the coast of Japan. En 1896, con veinte años, logra entrar en la universidad después de realizar un gran esfuerzo, pero no llegó a terminar sus estudios por falta de financiación. Un año después se marchó al Yukón, a Canadá. En aquellos momentos estaba en efervescencia la célebre “fiebre del oro”. Esta experiencia inspiró numerosos relatos que verían la luz tiempo después. Allí enfermó de escorbuto, y sobrevivió casi de casualidad, entre otras razones por la gracia del padre William Judge que había abierto un refugio en Dawson para personas que se encontraban en el estado de London. De esta experiencia surgió To Build a Fire (1908); con anterioridad, en 1902, se publicó otra versión muy diferente.
A los veintitrés años, en 1899, estuvo trabajando en la industria pesquera de enlatado. La condiciones laborales eran difíciles de soportar, incluso para él que era bastante duro, por lo que decidió cambiar de aires y compró la goleta Razzle-Dazzle a través de un préstamo de su madre adoptiva, Jennie Prentiss; su pretensión era dedicarse a recoger ostras. Tuvo problemas con el barco y cambió de nuevo de trabajo, en esta ocasión paso a trabajar durante un tiempo en la patrulla pesquera.
Su experiencia de explotación laboral le llevó a abrazar el socialismo de una manera activa. Alrededor de los veinte años comenzó a militar activamente en pro de una sociedad socialista. En 1896 formó parte del Partido Socialista del Trabajo. Cinco años después lo abandonó, incorporándose al Partido Socialista de América. Existen referencias periodísticas que describen la participación de London en charlas en Oakland, llegando a ser detenido en alguna de ellas, allá por el año 1897. También hay constancia de que se presentó infructuosamente para alcalde de Oakland en 1901 y en 1905. En el año 1906 realizó una gira por los EEUU para difundir el socialismo. En 1905 se publicó La guerra de clases y en 1910 Revolución y otros ensayos. En ciertos momentos simpatizó con el sindicato IWW (Industrial Workers of the World), de raíces anarcosindicalistas, pero sin implicarse con él, consideraba sus posturas demasiado radicales.
En sus obras se ve reflejado perfectamente su crítica social a la expoliación desmedida de la clase trabajadora, la injusticia con que se gobernaba el país y la corrupción. Pero más que de doctrina socialista, Jack London hablaba desde lo que había sufrido directamente en los empleos que había desarrollado. Tenía que existir un mundo diferente, pensaba, si no la vida para la mayoría de la población mundial carecía de sentido. Algo que, según parece, no hemos aprendido todavía hoy. Cuando London se hizo rico, su socialismo instintivo fue decayendo.
Para Jack London estudiar y escribir era simplemente una salida cómoda con la que podía ganar dinero y liberarse del trabajo. De hecho, como ya he mencionado, durante un periodo de su vida prefirió ser vagabundo antes que ser un asalariado, toda una declaración de principios. Pero obtener dinero con la literatura no era fácil. Ganó cinco dólares por el relato To the Man On Trail, publicado en la revista The Overland Monthly. Era obvio que con esos ingresos no iba a ningún sitio, lo que le llevó a cuestionarse el camino que había elegido para sobrevivir. En esas reflexiones estaba cuando The Black Cat aceptó publicar Un millar de muertes y le pagó cuarenta dólares. Esto le reafirmó en su perspectiva inicial.
A partir de entonces comenzó a mandar sus narraciones, en principio cortas, a las nuevas publicaciones de bajo coste que se habían convertido en muy populares en todo país. En el año 1900 logró encauzar su vida, y por fin podía vivir de la escritura.
Su primer matrimonio con Bess Maddern en 1900 fue peculiar, no se amaban, eran amigos, pero se casaron para “tener hijos fuertes”. Parece algo insólito, desde luego, pero ambos tenían sus razones. London concebía el matrimonio desde un punto de vista darwinista. Esta pareja tuvo dos hijas: Joan y Bessie. Por lo que se sabe, hacia 1903 el matrimonio era bastante insostenible, no solo no sentían amor el uno por el otro sino que además se veían como incompatibles. A pesar de ello, en público procuraban mantener las formas, hasta el punto de que nadie sospechó que estaban a punto de romper la relación. En julio de 1903 Jack London abandonó el domicilio familiar. El divorcio se consumó un año después.
London fue acusado varias veces de plagio. Él se defendía de tales acusaciones con el argumento de que tomaba ideas de aquí y de allá. Leía algo en un libro o en un artículo de prensa y eso le inspiraba una historia. No tuvo ningún inconveniente en su momento de reconocer sus fuentes de inspiración. La polémica no se detuvo y la persecución que sufrió fue implacable. Y evidentemente había publicaciones que se parecían en exceso, al menos en el motivo, aunque según London “diferentes en el tratamiento”. En 1906 New York World hizo una comparación del relato Love of Life de London con otro, Lost in the Land of the Midnight de Augustus Fiddle y J. K. McDonald. London se declaró culpable de plagio pero se disculpó con el argumento: «Yo, en el curso de hacer girar mi vida del periodismo hacia la literatura, usé material proveniente de varias fuentes las cuales habían sido coleccionadas y narradas por hombres que hicieron tornar los aspectos de la vida en periodismo». Aparte de este caso citado, hubo otros de semejante factura que pasaron por los juzgados.
Una de sus grandes fuentes de satisfacción, aparte de vivir de la escritura, fue comprarse un rancho en California. Necesitaba dinero y escribía sin parar para financiarse, sin preocuparse demasiado de la calidad de su trabajo. Eso decían sus detractores: "Pocos críticos se molestaban siquiera en evaluar su trabajo seriamente, era obvio que Jack no se iba a esforzar más". Sin embargo, a London no se le daban bien los negocios y eso sumado a su incipiente problema con la bebida, hizo que el rancho fuera de mal en peor.
Hablemos de la muerte de London. Siempre se ha dado por supuesto que la causa de la misma fue el suicidio, esta hipótesis tal vez se ha visto influenciada porque su novela autobiográfica Martín Eden (1909) termina con el suicidio del protagonista. La visión que ha llegado a nuestros días es que Jack London era un bebedor empedernido, y que probablemente un proceso autodestructivo pudo conducirle a acabar con su vida. Esta tesis todavía se defiende hoy. En contraposición, Clarice Stasz en el año 2011 hizo público un novedoso enfoque en el artículo titulado “Jack [John Griffith] London”, según el cual en el certificado de defunción se expresa claramente como causa de la muerte: uremia. Además, hace hincapié en el dolor que sufría de continuo que le llevaba a tomar morfina. Ella especula con idea de que pudo morir, por accidente, de una sobredosis de esta droga.
Se considera La peste escarlata o La plaga escarlata (el título original en inglés fue The Scarlet Plague), como una narración distópica, que curiosamente ha sido bastante premonitoria, con respecto a la pandemia de coronavirus actual, sin las nefastas consecuencias que tiene la epidemia descrita por London. Fue publicada en 1912 en la revista London Magazine y apareció en formato libro en 1915. Por aquella época muchos autores contestatarios de diverso espectro ideológico pensaban que la revolución industrial iba a liberar al ser humano, entre otras cosas, de la esclavitud del trabajo; según estos, serían las máquinas las que trabajarían para nosotros. Jack London compartía ese optimismo que no era más que una hipótesis interpretativa del rumbo que podían tomar los acontecimientos, entre otras, como ha demostrado la historia. La ciencia puede estar al servicio de la sociedad o bien al servicio del Capital, no es posible que sea neutral. Hoy por hoy, como ya entonces, ha tomado partido por los que la financian. Para llegar a estas conclusiones no hay solo hay que dar un repaso a lo sucedido durante las dos guerras mundiales, eventos catastróficos demostraron para que puede usarse el desarrollo tecnológico: para la destrucción. London era un utópico en cuanto deseaba por encima de todo, imaginar un mundo liberado de la esclavitud del trabajo, la miseria y la ignorancia; sin embargo, al final de la novela tira la toalla y muestra un gran escepticismo, manifiesta la idea de que la humanidad si volviera a reiniciarse, por denominarlo de alguna manera, retornaría al principio: al autoritarismo, a la violencia y a la acumulación de riqueza por parte de unos pocos.
La peste escarlata es un novela corta. Se desarrolla en el año 2073. El narrador es James Smith, un superviviente de la “Muerte roja”, pandemia que asoló el planeta en 2013. (Si afina un poco más el autor, acierta con la “plaga” del coronavirus). Antes de morir quiere contarles a sus nietos Edwin, Hoo-Hoo y Hare Lip, lo que sucedió entonces y cómo era la vida en el tiempo anterior a la plaga, para que lo transmitan oralmente a sus descendientes. Los escasos pobladores que hay en el mundo, tras caer la civilización industrial, se han convertido en cazadores-recolectores sin más pretensiones.
Lo que más desconcierta a James Smith, antiguo profesor universitario, a la hora de transmitir su conocimiento, es la escasa capacidad intelectual de sus nietos, lo cual convierte en poco probable un rebrote de la antigua civilización que él alaba y presenta como un hito en la historia de la humanidad.
A la pandemia la denominaron “peste escarlata” o “plaga escarlata” porque a las víctimas se les ponía la cara roja; la muerte se producía rápidamente, en menos de una hora, una vez que habían aparecido los primeros síntomas.
La novelita no tiene grandes pretensiones literarias, es más bien una exposición descarnada de lo que el futuro podría depararnos, según Jack London. El problema es que el futuro está ya aquí, así que este texto lo podemos aprovechar para reflexionar sobre la pandemia actual y el desgarro social postpandémico que nos va a caer.
OBRA LITERARIA
Novelas
· The Cruise of the Dazzler (1902)
· A Daughter of the Snows (1902)
· Children of the Frost (1902)
· La llamada de lo salvaje (The Call of the Wild, 1903)
· The Kempton-Wace Letters (1903, coescrito junto a Anna Strunsky y publicado anónimamente)
· El lobo de mar (The Sea-Wolf, 1904)
· Cuentos de la Patrulla Pesquera (Tales of the Fish Patrol, 1905)
· The Game (1905)
· Colmillo Blanco (White Fang, 1906)
· Antes de Adán (Before Adam, 1907)
· The Road (1907)
· El talón de hierro (The Iron Heel, 1908)
· Martin Eden (1909)
· Burning Daylight (1910)
· Aventura (Adventure, 1911)
· El mexicano (The Mexican, 1911)
· Smoke Bellew (1912)
· The Scarlet Plague (1912)
· The Abysmal Brute (1913)
· The Valley of the Moon (1913)
· John Barleycorn (1913)
· The Mutiny of the Elsinore (1914)
· El vagabundo de las estrellas (The Star Rover, 1915, publicado en Inglaterra bajo el título The Jacket)
· The Little Lady of the Big House (1916)
· The Turtles of Tasman (1916)
· Jerry de las islas (Jerry of the Islands, 1917)
· Michael, Brother of Jerry (1917)
· Hearts of Three (1920, adaptación de un guion establecido por Charles Goddard)
· Asesinatos S.L. (The Assassination Bureau, Ltd, 1963, obra incompleta pero completada por Robert Fish)
Ensayos
· La gente del abismo (1903)
· Revolution, and Other Essays (1910)
· How I Became a Socialist
· El crucero del Snark (The Cruise of the Snark, 1911)
Relatos
Se han contabilizado 197 narraciones cortas. A continuación se presenta una lista de los más conocidos:
· The Dream of Debs
· El hijo del lobo (1900)
· Encender una hoguera (To Build a Fire, 1902, modificada en 1910)
· Diable
· An Odyssey of the North
· To the Man on Trail
· The Law of Life
· Moon-Face
· The Leopard Man's Story (1903)
· Love of Life
· All Gold Canyon
· The Apostate"
· El chinago
· Por un biftec
· Good-by, Jack
· Samuel
· Told in the Drooling Ward
· The Mexican
· The Red One
· El silencio blanco
· The Madness of John Harned
· A Thousand Deaths
· The Rejuvenation of Major Rathbone
· Even unto Deat
· A Relic of the Pliocene
· The Shadow and the Flash
· The Enemy of All the World
· A Curious Fragment
· Goliah
· The Unparalleled Invasion
· When the World was Young
· The Strength of the Strong
· War
· La peste escarlata
· The Red One
Teatro
· The Acorn Planter: a California Forest Play (1916)
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· El Mexicano
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