UN HOMBRE EN LA OSCURIDAD (2008)
Paul Auster
Por Ángel E. Lejarriaga
Paul Auster (1947-2024). Un hombre en la oscuridad se publicó en el año 2008, y tuvo críticas a favor y en contra en las que no vamos a entrar. A grandes rasgos se puede decir que mantiene la estructura habitual del autor, la que lo caracteriza, mezcla de realidad y ficción, distintas narraciones que se superponen y el azar, por supuesto. En este caso, la novela llega mucho más lejos porque alcanza un cenit en el que podemos confundir lo que es real de lo que no lo es.
La trama oscila alrededor del mundo material de August Brill que se funde con el imaginado de la mano de Owen Brick (creación de Brill). Brick ha recibido la misión de matar a su creador porque la narración inventada por Brill está modificando la historia de los EEUU, ha generado una guerra civil. Es una distopía, desde luego, que escribe un hombre atrapado en una cama debido a un accidente de automóvil. La historia de Brill es común, puede ocurrirle a cualquiera, pero desgraciada: cuenta 72 años, está jubilado y es viudo, tiene una pierna bastante deteriorada que lo incapacita para moverse con libertad. Tras su estancia en un hospital se ha ido a compartir casa con su hija y su nieta. Ambas viven en soledad porque sus parejas las han abandonado. Brill, aunque puede moverse en silla de ruedas, pasa muchas horas en la cama y se entretiene, paliando de paso el insomnio, inventándose historias a cual más complejas, que modifica a capricho.
“La noche aún es joven, y sin moverme de la cama, con los ojos clavados en la oscuridad, en una tiniebla tan impenetrable que no se alcanza a ver el techo, me pongo a recordar la historia que empecé anoche.”Brill ha sido un ávido lector y ha trabajado como crítico literario por lo que conoce bien el arte de la narración. Con este bagaje va dando forma a su personaje por excelencia, Owen Brick, al que hace enfermar de amnesia parcial.
¿Quién es Owen Brick? Se trata de un varón en la treintena, con un buen trabajo y una vida deseable, vive en Nueva York, se podría decir que lleva una vida plácida; hasta que un día despierta en el fondo de un pozo vestido con un uniforme militar. Sabe quién es, recuerda su vida, pero desconoce qué hace en ese lugar y mucho menos vistiendo ese uniforme. Brill lo imagina en ese agujero, sin identificación. A partir de esa situación insólita, el imaginativo autor empieza a desarrollar la historia.
“Recordamos lo que hemos sido: durante un tiempo fuimos jóvenes, fuimos fuertes, fuimos bellos incluso. Más aún: recordaremos embelleciéndonos, haciéndonos mejores de lo que en realidad fuimos. En la memoria hay una parte de verdad, pero en esas rememoraciones hay también una cirugía reparadora: creemos recordar a alguien mejor de lo que realmente fue.”En la narración van a aflorar muchas reflexiones sobre la supervivencia, la superación de los retos que nos ponen delante la existencia, la desaparición de nuestros seres queridos, los traumas vividos que no podemos superar, en sí, las amputaciones continuas que supone envejecer. Al final, la muerte nos está esperando, siempre ha estado ahí, pero mirábamos para otro lado, con eso pensábamos que la evadíamos; y no es que la tengamos miedo, es que la vida nos ha sabido a poco, demasiado sufrimiento acumulado y pocos recuerdos gozosos. Según nuestro estado de ánimo presente así será nuestra narrativa sobre lo que nos ha acontecido en el pasado, la memoria no es una propiedad segura del cerebro humano, fabula, embellece o ensucia experiencias que en un momento dado llegamos a cuestionar si en realidad sucedieron. ¿Para qué juzgarnos entonces?
Todo esto y mucho más pasa por la cabeza de August Brill. Su tiempo en la tierra se acaba, pero le queda su imaginación, de nada le sirve cuestionarse las decisiones tomadas, lo que no hizo, por las razones que fueran; poco tiene a lo que aferrarse salvo su capacidad para narrar historias.
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