4 may 2022

Bajo el Muro del Dragón (Arno Geiger)


Estamos ante una novela publicada hace tres años, que nos adentra en los intersticios de la trastienda germano austriaca, en los devastadores años de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. ¿Podríamos decir que se trata de una novela antimilitarista o antibelicista? No lo creo. Pero sí que nos pone en contacto con las vivencias de un soldado austriaco, vienés, que permanece activo en el ejército alemán durante seis años, hasta que es herido de gravedad. Las referencias que hace con respecto a sus experiencias en combate, a los crímenes cometidos por el ejército nazi, son vagas dado el contexto; si bien, existe un evidente reconocimiento de tales crímenes, sobre todo en lo referido a la invasión de la URSS. Digamos que la novela nos expone cómo viven en la retaguardia los hombres y mujeres de Austria, en una pequeña población y en la misma Viena; cómo lo vive él mismo soldado, en contacto con sus paisanos y su propia familia.
Existen otras voces que hablan del Holocausto de manera directa ―tanto en Austria como en Hungría― de la persecución de inocentes por el simple hecho de ser judíos. Queda bien señalado cómo era muy extendido el rumor de que las personas que eran transportadas hacia el Este no regresarían, bien porque serían exterminadas en las cámaras de gas, bien porque morirían por agotamiento y desnutrición, trabajando para la maquinaria militar.


 Hoy día, cuando se habla de la guerra de Ucrania, se descarga la responsabilidad de la misma a la lucha que mantienen por los mercados o las materias primas, los oligarcas mundiales de variado signo y pelaje, y es cierto, pero también es cierto que los pueblos son cómplices, en mayor o menor medida, de esas guerras. No hay duda que el pueblo alemán y el austriaco tuvieron una importante cuota de responsabilidad en el asesinato de masas que sufrió la población judía, residente en esos estados y en los países limítrofes. Unos sabían lo que estaba sucediendo, otros no quisieron saber.

La obra no expresa el horror de la persecución en todo su dramatismo, al menos no lo he percibido así, más bien procura describir la indiferencia ante las consecuencias de la guerra y el apoyo de la población austriaca no solo a la contienda, sino también a su inductor y líder: Adolf Hitler.

La narración se sitúa en el año1944, momento en el que el soldado Veidt es retirado del frente para recuperarse de sus heridas. Después de una estancia en un hospital regresa a la casa familiar en Viena, donde el ambiente que impera le resulta insoportable; el fantasma de su hermana muerta de tuberculosis vaga por las habitaciones, la madre sufre en silencio. Por otro lado, le es imposible ofrecer su punto de vista sobre la guerra y lo que están haciendo los soldados del tercer Reich en ella. Su padre, firme seguidor del führer, rechaza cualquier tipo de crítica hacia su régimen, y se dedica a exaltar los parabienes del mismo. Hastiado, dominado por el estrés postraumático, decide marcharse a un lugar más tranquilo. Su destino es un pequeño pueblo situado en los Alpes austriacos donde reside su tío, que tiene un cargo policial. El pueblo es idílico, situado junto al lago Mondsee y un monte denominado el Muro del dragón.

Instalado en una habitación alquilada se va recuperando lentamente de sus heridas, en tanto se relaciona con las gentes del entorno de una manera superficial. Exceptuando con Margot y a su bebé. El marido de esta se encuentra en el frente. Ella sobrevive como puede; la llegada del soldado supone una bocanada de aire fresco en su vida. Los habitantes del pueblo siguen el curso de la guerra desde la distancia, escuchan los partes del Gobierno y gozan o se deprimen en función de las noticias extraoficiales que les llegan sobre éxitos o desastres militares. En general, hacen su vida sin más.

Nuestro soldado deja correr los días, las semanas y los meses, con la idea de no volver a combatir; de hecho hace lo posible por retrasar su reincorporación al ejército. Digamos que carece de espíritu patriótico y rechaza al régimen de Hitler. El autor describe el ir y venir de Veidt, enmarcándolo en descripciones detalladas sobre la belleza del paisaje alpino.

Hay un personaje interesante, al que se le conoce como el “brasileño”, que es el único que expresa públicamente lo que piensa sobre la guerra y sus protagonistas. Este hombre se dedica a cultivar orquídeas y una huerta. Su máxima aspiración es regresar a su país natal.

Arno Geiger nació en Bregenz, en 1968; es austriaco y escribe en alemán. Es reconocido tanto en Austria como en Alemania. Sus obras han sido traducidas a treinta idiomas. Ha recibido bastantes galardones, por ejemplo: el Premio Friedrich Holderlin, en 2005; el Premio alemán del libro, en 2007; el Premio Johann Peter Hebel, en 2008; el Premio de Literatura de la Fundación Konrad Adenauer, en 2011; el Premio alemán del libro, en 2018 y el Premio de Literatura de la Unión Europea, en 2019.

Sus obras más reconocidas son: Todo nos va bien, publicada en 2006, El viejo rey en el exilio, publicada en 2013 y Bajo el Muro del Dragón, publicada en España por Hoja de lata, en el año 2019.

“Todo el mundo es en sí mismo un misterio.”



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