Los espantajos de la política
hablan con voces espurias,
falsas,
aúllan a la luna
que les mira cómica
desde su pedestal de plata,
aúllan a la luna
que les mira cómica
desde su pedestal de plata,
se gruñen,
se observan con odio,
se observan con odio,
se insultan,
para luego entrechocar sus manos
para luego entrechocar sus manos
cuando nadie les ve.
Sepulcros blanqueados
Sepulcros blanqueados
de mirada opaca
y risa burlona,
y risa burlona,
vociferantes,
sacrílegos,
estómagos voraces y agradecidos
estómagos voraces y agradecidos
que sobreactúan,
interpretando un papel sin texto,
interpretando un papel sin texto,
sin mensaje,
compuesto por palabras hueras,
compuesto por palabras hueras,
inconexas,
muertas.
Se abrazan entre ellos,
muertas.
Se abrazan entre ellos,
se besan,
se balancean satisfechos,
se balancean satisfechos,
ampulosos,
sobre escaños que hieden,
sobre escaños que hieden,
mientras los espectadores,
somnolientos,
les contemplamos aterrados,
a la espera del siguiente decreto,
les contemplamos aterrados,
a la espera del siguiente decreto,
ese que nos hundirá más
en el pozo de la servidumbre
en el pozo de la servidumbre
y la postración más amarga.
Barajean las leyes con desprecio,
Barajean las leyes con desprecio,
como si repartieran naipes marcados;
todos los participantes conocen la jugada,
ellos son siempre la banca,
nosotros perdemos,
nosotros perdemos,
siempre perdemos,
porque el problema es dejarles jugar,
porque el problema es dejarles jugar,
el juego es el misterio hipnótico
que nos arrastra como un castigo
hasta el abismo de la desintegración
que nos arrastra como un castigo
hasta el abismo de la desintegración
y la penumbra.
Después de la pelea
Después de la pelea
y las voces falsas
comenzará otra partida,
y nosotros aguardaremos junto a la mesa
comenzará otra partida,
y nosotros aguardaremos junto a la mesa
el cotejo de las jugadas
para constatar desesperados
que el resultado perennemente es el mismo
para constatar desesperados
que el resultado perennemente es el mismo
en tanto ellos jueguen con sus reglas
y sus cartas marcadas,
y sus cartas marcadas,
irremisiblemente,
volveremos a perder.
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