7 dic 2022

Género y guerra

LA MANO IZQUIERDA DE LA OSCURIDAD

Ursula K. Le Guin




Esta novela se publicó en los EEUU en 1969. En España aparecería en 1973 de la mano de la editorial Minotauro. Desde el primer momento de su publicación obtuvo un clamoroso éxito de lectores, recibiendo los premios Nébula (1969) y Hugo (1970), lo que nos proporciona una idea sobre la aceptación de la novela, al menos para el espectro literario especializado en el género de la ciencia ficción.

La trama general de la obra es la llegada a un planeta llamado Gueden de un embajador de Ekumen, la federación galáctica de mundos, para intentar convencer a sus líderes que formen parte de la misma. Todos los mundos de la federación, como bien conocen los seguidores de Le Guin, fueron colonizados en tiempo inmemorial por el planeta Hain, incluyendo la misma Tierra. Estos mundos han evolucionado de manera autónoma, aislados del resto, su población es humanoide, y se han desarrollado  de manera diferente, según, en principio, las características propias del planeta.

La mano izquierda de la oscuridad forma parte del denominado “ciclo de Ekumen” o “ciclo Hainish”, del que forman parte por orden de aparición: El mundo de Rocannon (1964), Planeta de exilio (1966), La ciudad de las ilusiones (1967), El nombre del mundo es bosque (1972) y Los desposeídos (1974). La intención de Le Guin no fue escribir un “ciclo” que tuviera continuidad sino novelas independientes. De hecho así se pueden leer, aunque, poco a poco, según vamos introduciéndonos en su universo vamos adquiriendo datos que explican muchos de los aspectos que sitúan a las diferentes novelas en un contexto temporal.

El mundo de Invierno es complejo, como casi todos los mundos descritos por Le Guin. En este texto la autora utiliza diferentes narradores y estilos descriptivos (diario), que va intercalando, conjuntamente con materiales que se asemejan a una recopilación de hechos que definen las características del planeta, como leyendas, cuentos o costumbres ancestrales.

La peculiaridad de este cosmos de planetas federados, y lo que le aporta gran parte de su riqueza, es que los habitantes de cada mundo se han desarrollado aislados del resto. Así se han ido formando sociedades, culturas, religiones, usos y tradiciones radicalmente distintas, dependiendo de las condiciones ambientales de cada planeta y de la evolución de sus poblaciones. Ni que decir tiene que los habitantes de Invierno desconocen la existencia de otros planetas habitados.

Esta novela está centrada en el género como eje vertebrador. Algo que añadido a la condición de la mujer es una constante fuente de interés y de indagación en la autora. El embajador de Ekumen que llega Gueden, al que también se le conoce como Invierno debido a que se encuentra en una etapa glacial, descubre que sus habitantes son hermafroditas y tienen la capacidad de cambiar de sexo. Él es considerado como un perverso, epíteto que recibe por tener un solo sexo y estar siempre en kemmer (celo).

Aunque se desconocen cómo han llegado en Invierno a este punto en la evolución, se hipotetiza la posibilidad de que hayan sido manipulados genéticamente por los hainish, bien para aumentar sus posibilidades de reproducción en un planeta tan extremo, bien porque sean el resultado de un experimento dirigido a observar si puede existir una sociedad sin relaciones de dominación sexual, y cómo esta supresión podría influir sobre aspectos como la violencia intragrupo y la guerra.

Precisamente esta última hipótesis es la que desarrolla Le Guin. ¿Qué sucede cuando el sexo biológico deja de ser un valor determinante de las relaciones sociales? La novela persigue este interrogante; plantea una sociedad neutra, sin conflictos sexuales.

La especulación de Le Guin es que tal mundo, de existir, carecería de guerras, de nacionalismos. Esto no quiere decir que no surjan otros problemas, si no tan dañinos como los citados, si desagradables y generadores de sufrimiento para gran parte de la población. Que no haya sexos no implica necesariamente que no haya clases sociales puesto que existe propiedad privada y acumulación de riqueza.

Los guedenianos durante unas tres semanas son biológicamente neutros y a la siguiente se convierten en hembras o machos. No se puede saber qué sexo le va a tocar a cada individuo. Se matiza, que por medio de sustancias artificiales se puede conseguir determinar el mismo. De esto modo, un sujeto puede ser padre o madre según el momento biológico en el que se encuentre.

La sociedad guedeniana está regida por el prestigio social, según el cual cada sujeto está obligado a mantener su posición y a mejorarla a toda costa, dependiendo de sus orígenes de clase, por supuesto, todos los habitantes no parten del mismo punto. A pesar de ello, no existen grandes conflictos que se mantengan en el tiempo, de existir estos son temporales y de baja intensidad. Ningún gobernante quiere invadir otro territorio por un simple desacuerdo. Las fronteras son líneas en un mapa, abstracciones artificiales que pueden modificarse a voluntad. Cada país se mantiene dentro de sus límites, con sus características personales; en las periferias llegan a mezclarse sus habitantes sin demasiados problemas. Sí, existe una cierta hostilidad permanente para mantener una tensión que parece imprescindible en las relaciones pero que no concluye en contiendas a gran escala. El planeta no está definido por su belicismo, dese luego, pero si por una capacidad de intriga que parece no tener límites.

Se podría resumir el sentido profundo de la narración como un estudio sobre las relaciones de los humanos, entre los distintos pueblos, sin sexismo, sin nacionalismo y sin racismo.

Le Guin nos indica el camino a seguir en nuestra forma de relacionarnos, nos transmite la posibilidad de suprimir como referencias los “yo, tú, él” por el “nosotros y vosotros”. Somos diferentes, es un hecho, pero poseemos la misma raíz genética y habitamos el mismo planeta.
«La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz. Los dos son una, vida y muerte, juntas como amantes en kémmer, como manos unidas, como el término y el camino.»
Esta novela es un ambicioso experimento narrativo de Ursula K. Le Guin, uno más entre los ya presentados en sus textos anteriores, en los que trata de poner sobre la mesa, ante nuestros ojos, posibilidades e interrogantes que motivan su universo personal y que evidentemente es imposible responder en nuestras sociedades reales. Preguntas sin respuesta sobre las que ella establece hipótesis que toman forma planetaria en los mundos que crea. De este modo, cuando nos sumergimos en su lectura, lo estamos haciendo, de cuerpo entero, un modo virtual, en sus ejes especulativos, como si realmente nos hubiéramos incorporado a las coordenadas vivas de la obra.


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