26 feb 2023

Una historia de gato y perro nada común


PERRITA COUNTRY (2021)

Sara Mesa



Por Ángel E. Lejarriaga



Este es el penúltimo trabajo de Sara Mesa (1976), autora bastante regular en cuanto a publicaciones anuales se refiere. Este libro, además, está ilustrado por Pablo Amargo.

En las tres novelas que hasta ahora he leído de ella —La familia (2022), Un amor (2020) y Perrita Country (2021)— me he encontrado como elemento central a mujeres que tras un periplo de vicisitudes tratan de encontrar su lugar en el mundo. Esta última obra, desde luego, no es una excepción.


La novela nos sitúa, como en Un amor, ante un personaje inestable, una joven profesora, que trata de reiniciarse en un tiempo en el que pretende dejar atrás un pasado que, tal vez, desea olvidar, o del que, cuando menos, pasar página. Es acompañada en este tránsito por un poderoso gato, El Ujier, que ya tiene una edad, y que es dueño y señor del espacio que comparte con ella. Así son las cosas hasta que la joven decide adoptar una perrita nada especial, que si destaca en algo es por su desaliño. En ese instante comienzan sus tribulaciones, dudas y temores. Hay muchas preguntas que tiene que resolver, acordes con la decisión que ha tomado, sobre todo si quiere que el ménage à trois que ha construido funcione, porque tal parece —un ménage à trois— dada la intensidad con que vive la relación.

¿Qué hay detrás de esta autobservación, introspección, exploración, mujer, gato, perra? Eso solo lo sabe en verdad la autora, mas podemos especular con una inmersión en un escenario de soledad, de vacío existencial, de desconexión del mundo exterior, de precariedad en las relaciones interpersonales, de búsqueda de un afecto incondicional que parece solo puede obtener a través del contacto con su original compañía doméstica. A la protagonista no se la ve precisamente contenta en la narración, siempre dominada por la incertidumbre. Como consuelo nos queda pensar que al menos tiene a sus dos más que simples mascotas.

Tal vez ella está buscando un sentido a su momento presente, a su estar en el mundo, ¿quién no pasa por instantes así? Por ello se centra en lo que tiene cerca, en sus apegos más inmediatos. Su pequeño mundo se engrandece con esos dos seres —también pequeños—que confraternizan entre ellos y con ella: El Ujier y Perrita Country.

Es indudable que el escenario expuesto tiene sus riesgos, damos por supuesto que un perro y un gato se llevan mal, que son incompatibles. Eso lo espera ella igualmente, pasando por encima de tal mal presagio decide correr el riesgo de incorporar a la perra a su nuevo microcosmos.
"No podemos saber qué piensan [los animales] ni ver el mundo como lo ven ellos",
¿Qué podemos hacer entonces? No los conocemos, no logramos penetrar en sus mentes, ni identificamos el significado de sus gestos. Pues muy poco. Quizá solo mirar y esperar a ver qué sucede. La vida misma.

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