29 feb 2012

Utopía (II)


¡No pasarán!


Por Ángel E. Lejarriaga



Las cosas han cambiado mucho, en el último año, en el comportamiento de los habitantes del pueblo. Finalmente hemos comprendido que teníamos que desprendernos de todo lo que representa el Estado. Hay quien ha dicho que somos unos suicidas libertarios por renegar de la autoridad pero yo creo que simplemente somos pobres, y nuestra gran riqueza es la capacidad para autodeterminar nuestras vidas mediante la solidaridad y la inteligencia colectiva.
En un principio puede parecer que carecemos de futuro, pero esa es una visión falsa: lo tenemos todo. Los asalariados generamos con nuestro esfuerzo los bienes materiales que existen. Si lo deseamos podemos renegar de ellos y destruirlos y, llegando más lejos, si es nuestra decisión, volver a recrearlos. Los explotadores de siempre nos necesitan, nosotros no les necesitamos a ellos. Es este conocimiento el que nos ha llevado a organizarnos al margen de las instituciones. Funcionamos en asambleas de edificio, porque es el medio más próximo de comunicación interpersonal, con unos intereses comunes inmediatos y los lazos afectivos propios de la convivencia. Cada una de estas asambleas elige un delegado, rotativo, que acude a la coordinadora de barrio. Los barrios a su vez recogen las propuestas y las comparten, mediante nuevos delegados, en el «Comité» del pueblo, compuesto por representantes voluntarios elegidos en las asambleas. El Comité se organiza por comisiones de trabajo que estudian y ofrecen alternativas a los problemas globales del pueblo o de los barrios. Ninguna de estas responsabilidades está remunerada. Si bien más adelante, cuando las instituciones municipales, tal y como las hemos conocido hasta ahora, desaparezcan, se estudiará la cuestión.
Si hay que tratar un tema de manera urgente se convoca, lo más rápidamente posible, a todas las asambleas ciudadanas para que las decisiones corran de abajo a arriba con celeridad. Primamos la democracia directa pero sin perder de vista la eficacia.
Tal y como estamos nos va bien. En las instituciones se mantienen los partidos que salieron elegidos en las últimas elecciones municipales, pero les hemos dado un ultimátum: tienen un mes para disolverse y dar paso a una nueva gestión dirigida por los verdaderos representantes de la comunidad, integrados en el Comité del pueblo; de lo contrario tendremos que tomar medidas contra ellos, que aún no hemos discutido.
Las autoridades centrales no se acaban de creer lo que está sucediendo y no saben  qué actitud tomar.
Hoy por hoy la gestión de los recursos del pueblo pasa por las asambleas. El impulso que dirige nuestras vidas se fundamenta en la voluntad popular y en la satisfacción de las necesidades básicas.
Esta mañana, por ejemplo, a las 10, está previsto un desahucio en uno de nuestros barrios más pobres. Las asambleas se reunieron para tratar el tema y decidieron, mayoritariamente, usar todos los medios que estén en nuestra mano para impedirlo. El alcalde actual ha recibido a delegados del Comité y se ha comprometido a buscar una vivienda alternativa, y a que la policía municipal se mantenga al margen. De todas formas ya tenemos un piso, propiedad de un banco, preparado para el caso de que no pudiéramos impedir que nuestro vecino fuera expulsado de su casa.
En los juzgados del pueblo hemos logrado un éxito parcial. La jueza que lleva el caso se ha dado de baja; ha dejado los documentos de ejecución de la sentencia preparados y no hay otro juez que se quiera hacer cargo del tema. Los funcionarios han acordado no personarse en el desahucio pero nos tememos que va a haber fuertes coacciones por parte de instancias superiores y será difícil que alguno de ellos no se vea obligado a acudir a la hora señalada.
Esperamos que de un momento a otro cientos de policías antidisturbios vengan al pueblo a proteger los intereses del banco demandante.
No obstante, no se lo vamos a poner fácil. De hecho, la sucursal bancaria, que ha promovido el desahucio, ha sido saqueada y devastada por un incendio. Naturalmente esta acción no la han resuelto las asambleas. En ellas se decidió cerrar las cuentas de ese banco. Para la mayoría de la gente esa acción se consideraba más que suficiente. Sin embargo algunas personas no lo vieron así y optaron por actuar por su cuenta, más allá del boicot. La noticia sobre la defenestración de la oficina ha sido muy celebrada. Hay que tener presente que, aunque no estemos de acuerdo con acciones destructivas, existe una acentuada animadversión hacia las entidades bancarias, responsables de la catástrofe económica que vivimos. Hasta los más reacios al uso de la violencia se han mostrado comprensivos con el suceso.
Las unidades de la policía que están instaladas en la ciudad tampoco van a intervenir en el desahucio. Reunidos por su sindicato han manifestado que su misión es actuar sobre robos y asesinatos y por tanto no van a participar en asuntos que no son de su competencia. Hay que aclarar que desde que nos organizamos en el pueblo, la policía ha tenido poco trabajo pues los barrios han autogestionado también la seguridad ciudadana mediante milicias, que se han mostrado de una gran eficacia disuasoria, preventiva y mediadora en los conflictos de los habitantes; la policía solo actúa cuando pedimos su colaboración. Creemos que a medio plazo no va a ser necesaria pero el Estado central impone su presencia; este es un asunto pendiente, a tratar más adelante.
Así las cosas, las fuerzas represivas que van a intervenir hoy en nuestra ciudad van a venir de fuera, mandadas por el Ministerio del Interior; hemos advertido a las autoridades autonómicas que no consentiremos su invasión. Tenemos controlados todos los accesos al pueblo. Los trabajadores de los polígonos industriales que rodean el perímetro urbano han construido barricadas móviles con excavadoras, camiones y autobuses. Los puentes están cortados. Solo pasa quien nosotros queremos. Desde hace 48 horas la población está en estado de alerta. Si agreden a una persona de la comunidad nos agreden a todas.
Si a pesar de las medidas que hemos tomado, la primera línea de resistencia es sobrepasada por la violencia de los atacantes, las calles serán cortadas con coches cruzados. De tal manera que los invasores pierdan movilidad y tengan que entrar andando, lo cual les va a costar caro. Las ventanas de la ciudad se han convertido en ojos vigilantes y los portales en bocas insumisas dispuestas a dar salida a miles de individuos libres unidos por un grito de entereza imparable.
No tenemos armas de fuego pero sí el valor y la determinación suficiente para convertir cada metro cuadrado de nuestra tierra en un campo de batalla: ¡No pasarán!

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17 comentarios:

  1. Después de todo no es tan utópico. Todos los días del año actuamos en nuestra vida cotidiana sin recibir órdenes. Hay reglas que cumplimos y que no hemos elegido pero que podríamos sustituir o re elaborar. Si nos centramos en el bien común, no podrán con nosotros, salvo que nos exterminen.

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  2. Como comentario general, no me parece políticamente incorrecto, me parece que tendrías que tener en cuenta la responsabilidad moral que tienes al poner este tipo de cosas en tu web... Nada más... Escribir de manera irresponsable, no se sabe muy bien a que conduce (no puedes controlar lo que hace el resto, lo que piensa el resto por lo que tu escribes y si ese pensamiento puede ser dañino para la mayoría de la sociedad en su conjunto). Para las personas desequilibradas, la frustración y el sentimiento de miseria justifican la brutalidad, la agresión y que se yo... cuantas cosas mas... NO SON JUSTIFICABLES ANGEL. POR MUCHA INJUSTICIA QUE HAYA DETRAS... Si escribes asi tienes que ofrecer alternativas, que no impliquen tanto dolor y consecuencias de tan incierto resultado...
    Sueles ser bastante arquetípico en tus textos, los buenos y los malos, nosotros y ellos... Mmmmm, no me gusta... Es que nunca he sabido cuando hablamos de confrontación si soy del yo o del ellos, cada uno de los grupos me lanza y piensa que soy del otro... ¿Por qué no avanzar para mejorar? Si es que solo hace falta sentido común...
    A mí no me gustaría sentirme responsable de generar ese tipo de reacciones en la masa (aunque la masa sean solo 200/300 personas). ¿Estás seguro de lo que dices? No dudas en alguna ocasion??¿¿ Por qué no lo pones de manifiesto tambien...??

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    1. ¿Puedes explicarnos qué es escribir de una manera irresponsable?

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    2. Yo tampoco lo entiendo. ¿La libertad de expresión es irresponsable? ¿Es responsable la sumisión a valores y formas que nos oprimen?

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  3. Es difícil organizar un pueblo grande. Pero estoy segura de que podemos hacerlo en un momento dado. A fin de cuentas, somos las personas que habitamos una ciudad las que manejamos los resortes de su funcionamiento. No sé por qué tenemos miedo a asumir esa responsabilidad. Salud

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  4. Ya sé que lo que cuentas es una utopía pero quiero matizar que el principal problema no son las fuerzas del orden (la policía), los políticos o los militares, el auténtico obstáculo es la falta de perspectiva de la gente, del ciudadano alienado.

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  5. Todos tenemos problemas semejantes por tanto la resolución debería ser parecida también para todos. Si pretendemos logran un bienestar común, organizarse mediante la acción directa no mediada, no debe ser tan difícil. Son las relaciones de explotación las que incitan a la acumulación de poder y a la obtención de privilegios a través de ese poder.

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  6. La Historia está repleta de situaciones en las que los pueblos se han visto obligados a auto organizarse y su experiencia ha sido exitosa. En nuestro país ha ocurrido sin ir más lejos en 1936, en Barcelona y en Aragón, por ejemplo. En Argentina durante la época del Corralito se ocuparon fábricas y todavía se autogestionan. En Grecia se está haciendo lo mismo por simple supervivencia. Somos capaces de asumir nuestra responsabilidad sin pedir permiso a nadie. Salud

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  7. Ángel, lo que cuentas ya no es una utopía. En Grecia está sucediendo por simple necesidad. El Estado corrupto solo representa a los mercados financieros y el pueblo tiene que funcionar al margen de él. Las medidas que los políticos han tomado en Grecia se están tomando aquí de manera paulatina. Estemos preparados...

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  8. Si estamos retrocediendo en derechos y libertades a niveles del siglo XIX, nuestras formas de lucha necesariamente tienen estar a la altura de las circunstancias. Esto es un aviso para caminantes.

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  9. Insisto en que los intereses del Estado van por un lado y los de los ciudadanos por otro. Así las cosas, si cada uno defiende lo suyo, ambas actividades se producen al margen, la una de la otra. Es un proceso inevitable. Como ha comentado alguien, Grecia es un ejemplo claro.

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  10. Creo que es fundamental para el ser humano,la condición de utópicx. Si deseamos lo mejor para nuestra individualidad solo nos queda compartirla con los demás. "Seamos utópicos, pidamos lo imposible".

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  11. Claro que no, la libertad de expresión es un derecho, pero creo q tiene q traer aparejadas responsabilidades. Se debe expresar lo que uno opina pero dando alternativas q se consideren realizables. Y lo que considero irresponsable es fomentar la violencia para cambiar las cosas...

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    1. ¿Es responsable la actuación de las fuerzas antidisturbios? ¿Tienen derecho a usar la violencia? ¿Es responsable la Reforma laboral? ¿Es responsable que la clase política y sus siervos, vivan cómodamente o se enriquezcan a costa de la pobreza de la ciudadanía?

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    2. El texto está lleno de alternativas y de creación. Ahora bien, para construir una casa sobre un solar ya construido hay que tirar la anterior y limpiar los escombros. ¿No te parece una alternativa razonable, Anónimo?

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  12. La humanidad ha acumulado mucha experiencia a lo largo de los últimos 3000 años. Esta experiencia está documentada y pone en evidencia los errores que se han ido cometiendo a lo largo de la historia, a la hora de organizar la sociedad y las relaciones sociales. Salvo casos muy especiales, dichas experiencias de organización han contado con estructuras autoritarias, de dominación. Los resultados son verificables: desigualdad, acumulación de riqueza, alienación, guerras... Tenemos la obligación ética de desarrollar nuestra conciencia individual en otra dirección. Si realmente logramos ser capaces de autodeterminar nuestras vidas podremos unirnos y colectivamente gestionar la sociedad de un modo anti autoritario, acabando con las desigualdades sociales y generando un mundo nuevo.

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