24 abr 2018

50 pasos para dar el salto...

Por Ángel E. Lejarriaga



«Juan Cruz López (Espeluy, Jaén, 1979) es licenciado en Humanidades. También es licenciado en Antropología social y Cultura. Profesional en activo de la gestión documental en archivos históricos.
Ganador del Premio “Andalucía Joven” de Narrativa (2008) y del Premio para Narradores Jóvenes convocado por el Instituto de la Juventud de España (2009); en 2014 recibió el Premio “Facultad de Humanidades” de Poesía que convoca la Universidad de Jaén con el poemario breve Hoy todavía, aún inédito y en el que sigue trabajando.
Autor de 50 pasos para dar el salto… (Berenice, 2008), Cuento y aparte (INJUVE, 2009; Groenlandia, 2014) y El nombre de los hombres (Baile del Sol, 2016). En 2008 fue incluido en la antología Poetas de Jaén (Universidad de Jaén). Varios de sus poemas y relatos han aparecido en revistas como La hamaca de Lona, Abril o Narrativas, entre otras. Ha sido coordinador de la antología Negra flama: poesía antagonista en el estado español (CNT-Jaén, 2013). También ha sido incluido en otras antologías poéticas como Árbol talado que retoña (Homenaje a Marcos Ana), 65 salvocheas o Palabras de barricada.
Al margen de La banda de los 4, es editor de los blogs Nueva Gomorra, Diario de un editor lumpen y Transhistoria: historia disidente y periférica.Ha sido miembro del Consejo de Redacción de la revista Estudios (números 2, 3 y 4). También es editor de Piedra Papel Libros y autor del fanzine seriado Cotarro

Reseña interior del libro El club de los poetas hiperviolentos (2016), Piedra Papel Libros, Jaén.

El libro que comento hoy es una colección de relatos cortos, muy cortos y cortísimos: 50 pasos para dar el salto…, en el texto anterior está descrito el premio que recibió hace diez años. El libro ya ha tenido su recorrido, y a pesar del tiempo transcurrido todavía sigue circulando y sorprendiendo.

El relato corto es un subgénero literario que nunca me ha atraído —hasta ahora—, incluso he hecho mis pinitos con alguno que otro; infructuoso intento. He leído pocos libros cuyo contenido fueran colecciones de los mismos. Puedo decir que tenía prejuicios hacia ellos. Abría un libro, que me ofrecían o encontraba por azar, constataba que era de narraciones breves y lo descartaba de inmediato, sin darle una oportunidad. No estoy orgulloso de ello pero cada uno es como es. Esa ha sido mi actitud hasta la fecha. Cuando cayó en mis manos 50 pasos para dar el salto…, es obvio, estaba dominado por semejante actitud relatocortófoba, pero en este caso conocía al autor y mi simpatía por él hizo que me tomara su lectura con interés. ¡Qué lectura! No exagero. Nada más leer el primer relato fui consciente de que tenía entre manos textos que no me iban a dejar indiferente, y acerté. De facto, me leí el libro de un tirón. Los relatos, a pesar de su brevedad, la mayoría, generaron emociones dispares en mí, desde la risa maliciosa hasta la tristeza.

La magnífica recopilación se compone de cincuenta relatos, cada uno con sus características personales, que están teñidos por un cierto malditismo, que no sé si es un simple posicionamiento creativo del autor o realmente soporta la existencia como una carga pesada, aspecto este que no solo es literario sino bastante realista dado el mundo en el que vivimos. Cuando terminé de leer el libro me vino a la cabeza la idea de rellenar los puntos suspensivos del título: 50 pasos para dar el salto… (al abismo). Por supuesto, se trata de una ocurrencia frívola.

Voy a comentar por encima algunos para presentar una muestra del contenido de los mismos y animar a su lectura. El primero que abre el libro es Lucía, un auténtico puñetazo en la mandíbula; alguien espera una llamada importante, necesaria, determinante, que no acaba de llegar, tal vez llegue pero no llega y la necesita; el relato está lleno de desesperación ante un azar canalla. Le sigue Mensaje, una forma diferente de interpretar eso que llaman amor: «No creas que te he amado alguna vez. Te dejo porque eres incapaz de hacerme tanto daño como yo te pedía. Mi droga es el dolor […]»; desconcertante, burlón, agrio. Avión es una broma pesada, juguetona, con un toque sádico, que nos advierte que no es oro todo lo que reluce y que un avioncito de papel puede ser un arma de destrucción masiva. Congreso es uno de los relatos más largos de la recopilación con una factura narrativa que despierta la intriga desde el principio, y que te conduce hasta el final casi con ansiedad por ver qué está pasando; tras leerlo me han venido a la cabeza Borges y Paul Auster. Detective es un texto entrañable en el que se manifiesta el amor a la literatura y a los fanzines; me atrevería a calificarle como esperanzador. Tanta alegría no podía durar mucho, Quehaceres se encarga de abrir la puerta de la angustia para que miremos lo que hay al otro lado de la misma, en este caso, las tripas de una triste relación de pareja. Defenestrado me ha puesto los pelos de punta y me ha recordado la película Los girasoles ciegos (2008) de José Luis Cuerda; es un relato honesto en el sentido en el que el personaje se reconoce coherentemente en sus conductas y no se arrepiente de nada, pero al mismo tiempo te aterroriza por el fatalismo que supura. Insecto me ha encantado, mi vena vengativa se ha identificado con el desenlace de un escenario inquisitorial odioso, muy inspirador. Huida presenta perfectamente lo que han podido sentir los pueblos oprimidos, los refugiados de cualquier territorio del planeta, en algún punto de la historia, ante la presencia de un ejército invasor. Kong es una broma narrativa con mala leche; mi madre, que como Juan también era andaluza, habría dicho del mismo que estaba escrito con mala follá. Y es que King Kong nos ha salido un poco cabroncete y claro no hace lo que se espera de él, convertirse en víctima; el tema de la rubia con un Kong inconmensurable subido al Empire State Building es otra cosa; el amor es así, a veces resulta tormentoso. Playa viene muy a cuento hoy, momento histórico en el que la turismofobia se va a convertir en una cuestión de supervivencia para muchos pueblos y ciudades. El turista como sujeto que coloniza e impone su presencia en un ecosistema aunque eso suponga la destrucción del mismo; en este caso se lleva una sorpresa nada agradable. Despedida es breve pero contundente, demoledor; la Revolución tiene sus riesgos. Examen es un relato muy cortito pero tan hermoso… Espera me ha gustado mucho porque representa bien la forma en que los humanos inventamos el amor. Digamos que poseemos una capacidad innata de apasionarnos por una causa, una actividad creativa o una persona; en este caso por una persona. Una vez que lo hemos hecho, que hemos focalizado nuestra pasión en el sujeto deseado, nos lo inventamos, simbólicamente hablando, y esperamos, ingenuamente, con urgencia, obtener una respuesta proporcional a nuestro deseo. Esto unas veces funciona y otras no. «[…] Lo amaba, sí, lo había visto una sola vez, pero lo amaba…» Conspiración me ha recordado a los revolucionarios de Facebook y sus me gusta. Despertar presenta una reflexión interesante en línea con esa frase que en este país se repite con frecuencia: «Si fulano levantara la cabeza». Pues de eso va este relato. Nos morimos, despertamos un tiempo después y nos encontramos con un mundo de mierda.

No quiero abandonar este recorrido sin citar Maquillaje, un cuento que habla de alguien que me recuerda mucho a mí mismo. «A día de hoy, hay más de cien cuadernos escondidos detrás de los libros de mi biblioteca. Más de cien cuadernos a los que se debería pegar fuego». Puedo asegurar que cuando Juan Cruz escribió este texto no me conocía. La narración nos habla de los diarios; «el género autobiográfico apesta», dice Juan sin cortarse, y hurga en la herida con frases como: «La memoria del dolor tapiada por un muro de falsedad y traiciones. […] El maquillaje de palabras que nos echamos encima para dejar de parecer despreciables». En fin, muy concluyente. Todo el libro lo es.




1 comentario:

  1. Muchas gracias , Ángel. Se agradece tu lectura atenta y generosa.

    El 50... es un libro que me ha dado muchas alegrías. Actualmente está descatalogado, así que quizá lo reedite. De hecho, el libro tuvo buena venta (para ser un autor novel, claro) y estoy satisfecho con la mayor parte de los relatos. Los compañeros de Calumnia se han mostrado interesados y quizá sea una buena oportunidad para editarlo junto con "Cuento y aparte", cuyos relatos formaban parte de la colección que originalmente ganó el premio de narrativa del IAJ.

    Por cierto, el título se cierra con puntos suspensivos porque dialoga con el último cuento del libro. Es algo que casi nadie advierte.

    Fuerte abrazo.

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