Por Ángel E. Lejarriaga
Este poema está incluido dentro del poemario "El circo de los necios" (2018).
Blanco,
y una raya azul en la pared,
negro suelo,
nívea piel
sobre sábanas níveas,
blanco,
más blanco,
casi todo blanco,
y la melena,
antes negra,
ahora con hilachas
también blancas,
formando un contraste neutro,
sosegado,
asociado a un rumor de motores,
lejanos,
que van y vienen,
incesantes;
blanco en el cuaderno,
en los espacios entre líneas
del libro que cortejo
en esta velada pesarosa.
Esta noche,
como casi todas,
es negra
y es blanca,
negra de luz,
blanco de celda,
de hospital aséptico,
de cama articulada,
de sueños vacíos.
Horas en blanco
que transcurren sin prisas,
amodorradas,
contrariadas,
impasibles al deseo de la yaciente
que imagina,
ansiosa,
el nacimiento del nuevo día.
28-11-17
y una raya azul en la pared,
negro suelo,
nívea piel
sobre sábanas níveas,
blanco,
más blanco,
casi todo blanco,
y la melena,
antes negra,
ahora con hilachas
también blancas,
formando un contraste neutro,
sosegado,
asociado a un rumor de motores,
lejanos,
que van y vienen,
incesantes;
blanco en el cuaderno,
en los espacios entre líneas
del libro que cortejo
en esta velada pesarosa.
Esta noche,
como casi todas,
es negra
y es blanca,
negra de luz,
blanco de celda,
de hospital aséptico,
de cama articulada,
de sueños vacíos.
Horas en blanco
que transcurren sin prisas,
amodorradas,
contrariadas,
impasibles al deseo de la yaciente
que imagina,
ansiosa,
el nacimiento del nuevo día.
28-11-17
Un blanco conjugado con negro es la perfecta definición de la espera, mientras se corteja al libro, mientras buscas el sueño, mientras amanece. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminar