10 sept 2024

Vida, amor, muerte


Por Ángel E. Lejarriaga



Vida, amor, muerte. Un camino. Una liberación. Una consecuencia imparable. La vida se agota poco a poco o de golpe; el amor aparece y desaparece, y vuelve a aparecer cuando menos lo esperas. Mas en ocasiones lo hace de manera tardía, cuando las fuerzas se agotan y el deseo está hecho de cenizas. Esta visión descarnada de la existencia no es pesimista, aunque lo parezca, se representa en ella un escenario real que llegado a un punto reconocemos sin engaño. Es insano pensar demasiado en la muerte pero aunque no lo hagas, en ocasiones la sientes cercana, como un aliento invisible que te ronda por mucho que lo quieras ignorar. Hay instantes exultantes, divertidos, que exponen la alegría de vivir a los ojos perplejos de observadores externos. Pero eso no es más que un espejismo, es demasiado el dolor acumulado, el sufrimiento incrustado bajo las uñas, como un fango sucio que no hay forma de extraer. Podríamos amputarnos las manos, y todavía notaríamos el hedor nauseabundo atravesar los poros de la piel, procedente de oscuros rincones de la memoria. Quizá fuera mejor no recordar que fuiste otra persona rebosante de ilusiones. Nada hay que esperar de las horas venideras, tal vez el deseo íntimo de reducir el sufrimiento a la mínima expresión. El amor puede salvarnos, desde luego, eso se afirma de continuo. Sin embargo, a partir de un momento dado ya no hay salvación posible, ni ilusiones que dirijan nuestros pasos. No obstante, podemos admirar y, poniendo gran imaginación al asunto, creer que somos otros, que vivimos en un tiempo diferente, y entonces encontrarnos con esa figura anhelada que tal vez no hemos visto nunca más que en el terreno dominado por los párpados caídos. Amar es bueno, desear ser amado una obsesión. Amar es una cura precisa y vivificante. Apetecer el amor un castigo de nuestro cerebro, embrutecido por el afán de poseer. La noche se diluye en el flujo turbio de mi pensamiento, se estampa en esta madrugada sin sol, sé lo que hay tras ella, con un poco de suerte, si estoy dormido, despertar de nuevo.

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