23 ene 2020

Lo rojo y lo azul


Por Ángel E. Lejarriaga




Benjamín Jarnés nació en un pueblecito de Zaragoza llamado Codo el 7 de octubre de 1888 y falleció en Madrid el 11 de agosto de 1949. Pedro Jarnés Aznar tuvo siete hijos en su primer matrimonio y trece con su segunda esposa. El padre de Benjamín ejercía de sastre y en sus ratos libres escribía coplas y romances de ciego.

El joven Jarnés entró en el Seminario de Belchite en el año 1900, y más tarde en el Seminario Pontificio de San Valero y San Braulio. Entonces tenía diez años y según parece no le quedó más remedio que abrazar la fe religiosa ofertada si quería obtener alguna formación sin tener que pagarla. Como la familia pasaba estrecheces, de un colegio paso a otro de similar factura. De los dos citados cambió al Seminario de San Francisco de Paula en el que estuvo hasta el año 1909. Tras concluir el segundo año de Teología, decidió colgar los estudios e incorporarse al Regimiento de Infantería Aragón número 21. En 1911 fue ascendido a sargento y destinado a Zaragoza, simultaneando su oficio castrense con los estudios de Maestro. En 1912 publicó un folleto de nombre La obediencia militar que fue premiado en un certamen literario del Cuerpo.

En 1916 contrajo matrimonio y un año después fue destinado a Jaca, año en el que empezó a colaborar con los periódicos La Crónica de Aragón, El Pirineo Aragonés, El Pilar y La Unión. En el año 1920 dio el salto a Madrid donde se instaló, escribiendo para la Revista de Occidente. La Guerra Civil la pasó en España y al terminar decidió marcharse a México de donde regresaría, a Madrid, en 1948, ya para morir, hecho que acaeció en 1949.

Jarnés era un escritor al que le encanta pulir y repulir el lenguaje, ello le convertía en un vanguardista. Sus escritos están compuestos por múltiples elementos autobiográficos. Tal es el caso de la novela Lo rojo y lo azul (1932), en la que se cuenta la vida de “un marginado en el ejército” y cuyo protagonista tiene el segundo apellido de su padre, Aznar, aparte de vivir experiencias parecidas a las suyas. El tal Julio Aznar ya participó como personaje en la obra El convidado de papel (1928). En esta novela contaba sus vivencias en el seminario de Zaragoza. Y ahí no termina el asunto, Aznar aparece también en Paula y Paulita (1929), Tántalo (1934), La novia del viento (1940), en la Constelación de Friné (1944) y en Eufrosina o la gracia (1948).

La extensa obra de Benjamín Jarnés se caracteriza por la libertad con que la afronta, mezclando varios géneros que pueden oscilar entre lo puramente narrativo, el ensayo y lo lírico. También se reafirma de continuo en sus elevados valores morales y en la transcendencia de la modernidad. Jarnés es considerado por sus estudiosos como brillante, divertido, ingenioso, con un fino erotismo y experimentador.

Cito a continuación una selección de sus obras: El profesor inútil (1926), El convidado de papel (1928), La vida de san Alejo (1928), Paula y Paulita (1929), Locura y muerte de Nadie (1929), Teoría del zumbel (1930), Viviana y Merlín (1930), Escenas junto a la muerte (1931), Lo rojo y lo azul (1932), Tántalo (1934), La novia del viento (1940), Venus dinámica (1943), Constelación de Friné (1944), Eufrosina o la gracia (1948) y El aprendiz de brujo (póstuma).

Lo rojo y lo azul (1932) está inspirada en la obra de Stendhal Rojo y negro (1830), el propio Jarnés lo deja claro en la portada del libro, especificando que es un Homenaje a Stendhal. Pero llega más lejos, su fuente de inspiración es el universal Julián Sorel.

La historia comienza con la partida hacia la ciudad de Barcelona de Julio Aznar, en busca de dinero con el que sufragar sus gastos mínimos. En ese viaje, por azar, contacta con una joven de nombre Guillermina que aspira a lograr un próspero puesto de secretaria en un Banco. Sus ilusiones primeras entran en colisión con la realidad de una urbe devoradora de personas y de dignidades, en la que bullen las ideas libertarias; sin desearlo, sus vidas se contextualizan en una rebelión anarquista que se produjo en 1920 en el Cuartel del Carmen de la ciudad de Zaragoza, que Jarnés llama Augusta. Los protagonistas se sumergen en esos acontecimientos desde su ignorancia sobre la violencia que se van a encontrar por el camino y sus posibles desenlaces.

Francisco Ayala que escribió un prólogo para la edición del libro, dijo que a pesar de ser un homenaje a Stendhal “Jarnés no se identificaba con la personalidad de Sorel sino con sus circunstancias”. El amor tiene un papel protagonista en la novela, lo mismo que en Rojo y negro, pero el enfoque es diferente; para Stendhal el amor es un motor narrativo; sin embargo, para Jarnés es la pieza clave en la “realización humana”.
”no se comienza a amar a la humanidad mientras no se logra ver desnuda, en soledad, a una linda mujer”,
Julio Aznar absorbe su tiempo, los ejes que lo mueven, y desde una toma de conciencia política, se subleva ante la injusticia, observando que tal vez la única resolución posible para la misma sea la violencia.

Jarnés, en general, trata de reflejar en la novela los acontecimientos que caracterizan su tiempo histórico y aunque toma con la pluma un cierto posicionamiento contestatario, en la vida real nunca se inmiscuyó en ningún tipo de algaradas.

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