Truman Capote
Ángel E. Lejarriaga
Truman Capote (1924-1984). Esta colección de textos de Capote está basada en un gran esfuerzo de revisión por su parte que realizó entre los años 1968 y 1972. En ese periodo se dedicó a examinar una gran acumulación de papeles que había guardado con diverso orden, que contenían cartas, diarios y una multitud de notas: “Se trataba de narraciones detalladas de centenares de situaciones y personajes”, aclaró el autor. En esa época, ya famoso después de los éxitos obtenidos con El arpa de hierba (1951) y Desayuno en Tiffany’s (1958), se encontraba más que preocupado, obsesionado con la idea de qué era ficción en su obra y qué realidad; es decir, la relación entre un aspecto y otro en su proceso de creación. Es un hecho constatado por la crítica estudiosa de su obra literaria que la vida de Truman Capote había determinado su trabajo literario. No sólo le influyeron los aspectos más dolorosos de su vida familiar, sino también la eclosión del periodismo en los EEUU que en ese momento se estaba viviendo. Así, la literatura, la información a pie de calle, la vida pública que trascendía a la prensa y el cine, enmarcaron su escritura, la determinaron. Él adoraba las posibilidades que ofrecía la nueva situación mediática. No queda claro si llegaba a creer en sus propias ficciones, o si éstas de alguna manera le poseían para liberarle de las sombras que le acosaban.
“Es extraño adónde nos llevan nuestras pasiones, persiguiéndonos como un azote, obligándonos a aceptar sueños indeseables, destinos inoportunos”.¿Creía en la objetividad? ¿Se reía de ella? ¿La trascendía? ¿Se limitaba a hacer literatura, sin más? Lo cierto es que en sus textos cortos, relacionados con la vida más próxima y mundana, Capote se posiciona como mirón impenitente, no juzga, es una especie de antropólogo social que utiliza lo que ve para expresar lo que siente o lleva dentro de sí. Una estudiosa de Capote dijo que quería apresar la realidad desde el conocimiento de que es “pasajera, transitoria, fluida, instantánea” (Peri, 1995).
“Se ama o no se ama. Se destruye o no se destruye”.Como ya se ha dicho el conjunto de textos que conforman esta edición está compuesto por materiales de su archivo personal construido con “notas, apuntes, diarios y el conocimiento personal”. Quería convertir lo que veía en memoria, anotaba y anotaba, en cualquier material que luego le pudiera servir de base para una rememoración escrita posterior. Aunque en algunos de los textos que emergen de su aguda mirada, su descripción del escenario es minuciosa, muy al estilo de los escritores franceses de entonces como Alain Robbe-Grillet, impulsor del nouveau roman, en otros se centra, fundamentalmente, en lo que le interesa en mayor medida: el ser humano, sus emociones, su gestualidad, su puesta en escena. Eso ocurre especialmente en Música para camaleones.
"Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse”.La obra se divide en tres partes. La primera, titulada Música para camaleones, está dividida a su vez en seis relatos: Música para camaleones, El señor Jones, Una luz en la ventana, Mojave, Hospitalidad y Deslumbramiento. La segunda parte se denomina Ataúdes tallados a mano ―una novela corta―. Y la tercera, Conversaciones y retratos, compuesta por siete encuentros con personajes de su tiempo: Un día de trabajo, Hola, desconocido, Jardines ocultos, Intrepidez, Y luego ocurrió todo, Una adorable criatura y Vueltas nocturnas. O experiencias sexuales de dos gemelos siameses. La poesía y el horror son captados por Capote a la perfección, en lo que es su mundo, magnético y descarnado, atrayente y cruel. Los temas que toca son variados, no solo describe lo que ve sino que también reflexiona sobre ello. Ataúdes tallados a mano es una narración muy intensa que mantiene al lector hambriento y expectante de lo que va a suceder en la siguiente página. El protagonista es un asesino que envía pequeños ataúdes hechos a mano a las personas que va a sacrificar. Todos sus crímenes tienen un nexo común, las víctimas formaron parte de un jurado que le condenó en su momento. El análisis psicológico del asesino es magnífico.
Otro relato impresionante es el que da título al libro Música para camaleones, una meditación sobre la vida y la muerte que plantea mediante la exposición de un suceso hermoso y a la vez efímero. En Una hermosa niña Capote nos describe las vivencias de una joven que sueña con alcanzar grandes logros y a la que la vida resitúa con su indiferencia habitual. Mojave analiza una crisis matrimonial e inspira una gran desolación. Hay que destacar también Conversaciones con Marilyn Monroe, relato en el que el autor proporciona una visión personal e íntima de Marilyn, y deja a la vista su sensibilidad y fragilidad.
“¿Pero acaso no buscamos en los demás nuestros propios defectos para luego reprochárselos?”De todos los textos que acumula el libro podemos concluir que Truman Capote posee un lenguaje no solo elegante sino también preciso, y mezcla a la perfección la realidad que observa y la que se dibuja en su interior. Y lo hace con detalle, con descripciones pormenorizadas, y a la vez con una gran carga lírica. No hay que obviar su talento para construir una historia a partir de hechos reales, A sangre fría (1965) es un buen ejemplo de ello. En sí, este libro de relatos y entrevistas es una buena muestra de la capacidad literaria de Capote para crecer constantemente y enriquecer el conjunto de su obra.
“Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”. “Nuestros verdaderos terrores son el eco de los pasos que resuenan en los corredores de nuestra mente, y la ansiedad, las angustiosas visiones que suscitan”.Otros artículos sobre Truman Capote en este blog:
Si tuviera que leer por primera vez a Capote ¿qué me recomendarías?
ResponderEliminarEmpezaría por este, Luego seguria con Desayuno en Tyffanis y continuaría con A sangre fría
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