Paul Auster
Por Ángel E. Lejarriaga
Paul Auster (1947-2024). Informe del interior (2013), representa una incursión sofisticada del autor en el territorio de la autobiografía, aunque desbordando sus formas más convencionales. Lejos de ofrecer un simple relato cronológico de su vida, Auster ensaya aquí una investigación sobre la formación del sujeto: su sensibilidad, sus valores, sus convicciones y sus grietas. Escrita en un estilo fragmentario pero reflexivo, la obra da continuidad a Diario de invierno (2012), libro con el que comparte el proyecto de una autoindagación bifocal, primero desde el cuerpo, luego desde la mente. En este segundo volumen, la atención se desplaza hacia lo que podríamos denominar la vida interior: las emociones, los descubrimientos intelectuales, la toma de conciencia moral y política, y la experiencia estética. Auster no busca únicamente narrar su pasado sino sumergirse en él y saber cómo llego a ser lo que es o ¿qué papel jugaron la historia, la cultura, el azar, la familia, en la construcción de su subjetividad? ¿Su autobiografía es fiable? Él mismo duda de ello. Cada persona cuenta lo que quiere contar, otras lo que recuerdan sin más, el resto rellena los huecos de la memoria con ficciones en la que en la mayoría de las ocasiones se le da un valor real. En sí, Informe del interior es una colección de escenas que proceden de atrás en la vida de Auster, en la que se mezclan, por momentos de manera caótica, la infancia, el cine, sus lecturas, algunas cartas.
El libro se compone de cuatro partes, cada una de ellas tiene su lógica y en conjunto nos presentan al autor o lo que el autor quiere mostrar de sí mismo. El primer capítulo o primera parte del libro, “Informe del interior”, describe la entrada de un ser humano llamado Paul Auster, en el mundo. No es fácil esa inmersión, como no lo ha sido para nosotras. Describe su infancia en los años previos a la adolescencia. También reseña la sociedad americana. Cuenta su disciplina de lectura: leía a cualquier autor que llegara a sus manos, no le importaba que los libros no fueran adecuados para su edad; por ejemplo, cita, Doctor Zhivago de Boris Pasternak. Habla de cómo fue su educación escolar, inspirada en el pedagogo John Dewey; un sistema educativo que existió en los EEUU en los años cincuenta, que le dejaba mucho tiempo libre. Él compara ese periodo de enseñanza con el que han sufrido sus hijos, siempre sobrecargados de tareas escolares. Llama la atención la importancia que la sociedad norteamericana daba a la educación de los vástagos de la clase media, permitiéndoles acceso a bibliotecas bien provistas y a métodos pedagógicos que les enriquecían. Describe la anécdota de cómo una estrella del futbol americano respondió a sus cartas cuando el Auster de ocho años le escribió.
La segunda parte “Dos golpes en la cabeza”, también habla de su infancia, y nos narra, pormenorizadamente, además, dos películas que le impresionaron: “El increíble hombre menguante”, dirigida por Jack Arnold en 1957, y “Soy un fugitivo”, dirigida por Mervyn LeRoy en 1932. Gran aficionado al cine, Auster desmenuza estos dos filmes hasta la extenuación. Para él estas películas fueron trascendentes, lo mismo que los libros que devoraba y los acontecimientos históricos que en aquello momentos le rodeaban, como la guerra del Vietnam.
La tercera parte, “La cápsula del tiempo”, recoge el contenido de una serie de cartas que dirigió a Lynda Davis, su futura primera esposa, cuando todavía eran estudiantes, fechadas entre los años 1966-1969; es decir, entre los diecinueve y los veintidós años. En estas cartas narra su experiencia en la Universidad de Columbia, su miedo a ser alistado para ir a Vietnam, y la posibilidad de escapar a Canadá; también rememora sus años de estudiante en París; ella entonces estudiaba en Londres. Lo que cuenta Auster tiene mucho que ver con una cierta nausea ante la historia del mundo en el que vive, pero reconoce que no puede apartarse de él. Pese a ello, hace hincapié en el hecho de que intenta huir de la realidad como puede, centrándose en la escritura.
“2 de marzo de 1968. Paso la mayor parte del tiempo escribiendo o pensando en escribir. Personajes, situaciones, palabras, en eso me he convertido, me muevo en un mundo vago de colores, sonidos… cambiantes, desprovisto de palabras y sentido. Pero a la vez estoy convencido de que la vida es más importante que el arte”.En ese contexto, aconseja a Lynda que no deje de escribir. También describe aspectos de la relación con sus compañeros de universidad en EEUU, detalles cotidianos propios de la edad que comparten, sin demasiada relevancia.
La última parte se denomina “Álbum”, y expone una buena colección de fotografías que están directamente relacionadas con su vida.
En este libro no hay trama como tal, sólo historias que el lector tiene que articular a través del conocimiento que tenga de Paul Auster: su trayectoria, su biografía, sus inquietudes, sus elucubraciones.
Otras entradas sobre Paul Auster en este blog:
· La música del azar
· La historia de mi máquina de escribir
· El cuaderno rojo
· La noche del oráculo
· El cuento de Navidad de Auggie Wren
· Leviatán
· La invención de la soledad
· Un baño de literatura
· La oscuridad
· Viaje por el Scriptorium
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