20 ago 2023

Silencio negro




Por Ángel E. Lejarriaga

Este poema está incluido dentro del poemario "El circo de los necios" (2018).


El tiempo es negro,
las horas son negras,
negras,
la luz es negra,
no hay sol,
los pulmones duelen
al respirar el llanto de ceniza,
el vacío más lóbrego
tapiza lo que estuvo lleno de vida,
las llamas se han elevado
sobre nuestras cabezas veladas,
lamentable corona
provocadora e hiriente,
sedienta del oro tibio
del negocio fácil,
de la rapacidad sin límites,
del lucro obtuso y mezquino.

Pobres engendros,
de mirada fría,
que arrasan lo que no es suyo
y que no es de nadie,
por la moneda traidora.

Espectros tristes,
sin faz,
espectros.

Amamantados por pupilas crueles
y huecas,
que nada saben
del rumor del viento fresco,
de la espesura verde,
ni del agua
que las piedras transpiran,
ni de las caricias de seda
de lo helechos,
ni de meigas,
ni de trasgos.

Monstruos,
vestidos de traje negro y corbata negra,
armados de calculadoras
y sonrisas falsas,
como la dignidad con la que hablan
de cuentas de resultados
y de pingues beneficios;
seres infames
que solo conocen
la aritmética de los ceros a la derecha
que define su fortuna.

¡Malditos seáis por siempre!,
os gritan los muertos,
todos los muertos,
de todas las especies,
ahora carbonizados;
maldita vuestra estirpe,
repulsiva y estéril.

Mi llanto
no puede apagar el fuego
pero se transforma en semilla
que algún día,
tal vez,
escupirá sobre vuestras tumbas.

Con mi último aliento
emito una voz de guerra
y de venganza
que perdurará.

¡Escuchad!

Nada vive
en lo que fue amor multicolor,
solo un silencio negro
y angustiado
se levanta del mar de llamas
y susurra airado
que hay mucho por hacer.

16-10-17


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