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21 oct 2024

A los camaleones les gusta la música de piano

MÚSICA PARA CAMALEONES (1980)

Truman Capote


Ángel E. Lejarriaga


Truman Capote (1924-1984). Esta colección de textos de Capote está basada en un gran esfuerzo de revisión por su parte que realizó entre los años 1968 y 1972. En ese periodo se dedicó a examinar una gran acumulación de papeles que había guardado con diverso orden, que contenían cartas, diarios y una multitud de notas: “Se trataba de narraciones detalladas de centenares de situaciones y personajes”, aclaró el autor. En esa época, ya famoso después de los éxitos obtenidos con El arpa de hierba (1951) y Desayuno en Tiffany’s (1958), se encontraba más que preocupado, obsesionado con la idea de qué era ficción en su obra y qué realidad; es decir, la relación entre un aspecto y otro en su proceso de creación. Es un hecho constatado por la crítica estudiosa de su obra literaria que la vida de Truman Capote había determinado su trabajo literario. No sólo le influyeron los aspectos más dolorosos de su vida familiar, sino también la eclosión del periodismo en los EEUU que en ese momento se estaba viviendo. Así, la literatura, la información a pie de calle, la vida pública que trascendía a la prensa y el cine, enmarcaron su escritura, la determinaron. Él adoraba las posibilidades que ofrecía la nueva situación mediática. No queda claro si llegaba a creer en sus propias ficciones, o si éstas de alguna manera le poseían para liberarle de las sombras que le acosaban.
“Es extraño adónde nos llevan nuestras pasiones, persiguiéndonos como un azote, obligándonos a aceptar sueños indeseables, destinos inoportunos”.
¿Creía en la objetividad? ¿Se reía de ella? ¿La trascendía? ¿Se limitaba a hacer literatura, sin más? Lo cierto es que en sus textos cortos, relacionados con la vida más próxima y mundana, Capote se posiciona como mirón impenitente, no juzga, es una especie de antropólogo social que utiliza lo que ve para expresar lo que siente o lleva dentro de sí. Una estudiosa de Capote dijo que quería apresar la realidad desde el conocimiento de que es “pasajera, transitoria, fluida, instantánea” (Peri, 1995).
“Se ama o no se ama. Se destruye o no se destruye”.
Como ya se ha dicho el conjunto de textos que conforman esta edición está compuesto por materiales de su archivo personal construido con “notas, apuntes, diarios y el conocimiento personal”. Quería convertir lo que veía en memoria, anotaba y anotaba, en cualquier material que luego le pudiera servir de base para una rememoración escrita posterior. Aunque en algunos de los textos que emergen de su aguda mirada, su descripción del escenario es minuciosa, muy al estilo de los escritores franceses de entonces como Alain Robbe-Grillet, impulsor del nouveau roman, en otros se centra, fundamentalmente, en lo que le interesa en mayor medida: el ser humano, sus emociones, su gestualidad, su puesta en escena. Eso ocurre especialmente en Música para camaleones.

"Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse”.
La obra se divide en tres partes. La primera, titulada Música para camaleones, está dividida a su vez en seis relatos: Música para camaleones, El señor Jones, Una luz en la ventana, Mojave, Hospitalidad y Deslumbramiento. La segunda parte se denomina Ataúdes tallados a mano ―una novela corta―. Y la tercera, Conversaciones y retratos, compuesta por siete encuentros con personajes de su tiempo: Un día de trabajo, Hola, desconocido, Jardines ocultos, Intrepidez, Y luego ocurrió todo, Una adorable criatura y Vueltas nocturnas. O experiencias sexuales de dos gemelos siameses. La poesía y el horror son captados por Capote a la perfección, en lo que es su mundo, magnético y descarnado, atrayente y cruel. Los temas que toca son variados, no solo describe lo que ve sino que también reflexiona sobre ello. Ataúdes tallados a mano es una narración muy intensa que mantiene al lector hambriento y expectante de lo que va a suceder en la siguiente página. El protagonista es un asesino que envía pequeños ataúdes hechos a mano a las personas que va a sacrificar. Todos sus crímenes tienen un nexo común, las víctimas formaron parte de un jurado que le condenó en su momento. El análisis psicológico del asesino es magnífico.

Otro relato impresionante es el que da título al libro Música para camaleones, una meditación sobre la vida y la muerte que plantea mediante la exposición de un suceso hermoso y a la vez efímero. En Una hermosa niña Capote nos describe las vivencias de una joven que sueña con alcanzar grandes logros y a la que la vida resitúa con su indiferencia habitual. Mojave analiza una crisis matrimonial e inspira una gran desolación. Hay que destacar también Conversaciones con Marilyn Monroe, relato en el que el autor proporciona una visión personal e íntima de Marilyn, y deja a la vista su sensibilidad y fragilidad.
“¿Pero acaso no buscamos en los demás nuestros propios defectos para luego reprochárselos?”
De todos los textos que acumula el libro podemos concluir que Truman Capote posee un lenguaje no solo elegante sino también preciso, y mezcla a la perfección la realidad que observa y la que se dibuja en su interior. Y lo hace con detalle, con descripciones pormenorizadas, y a la vez con una gran carga lírica. No hay que obviar su talento para construir una historia a partir de hechos reales, A sangre fría (1965) es un buen ejemplo de ello. En sí, este libro de relatos y entrevistas es una buena muestra de la capacidad literaria de Capote para crecer constantemente y enriquecer el conjunto de su obra.
“Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”. “Nuestros verdaderos terrores son el eco de los pasos que resuenan en los corredores de nuestra mente, y la ansiedad, las angustiosas visiones que suscitan”.
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4 sept 2024

La buena vida y sus líneas rojas


Desayuno en Tiffany’s (1958)
Truman Capote


Por Ángel E. Lejarriaga

Truman Streckfus Persons escribió siempre bajo el pseudónimo de Truman Capote. Nació en 1924 en Nueva Orleans, Luisiana (EEUU) y murió en 1984 en Los Ángeles, California (EEUU). Su infancia fue bastante difícil, sus padres se divorciaron cuando él era pequeño y desde ese instante su vida dejó de tener raíces, pues los cambios de domicilio que sufrió fueron incesantes, aparte del hecho de la mala relación con su madre; adoptó el apellido Capote del segundo marido de ésta.

Fue un joven precoz en cuanto a la literatura se refiere, a los 21 años publicó un relato titulado Miriam (1945). Su primera novela fue Otras voces, otros ámbitos (1948) que tuvo cierto éxito. A esta le seguirían Un árbol de la noche y otros cuentos (1949), El arpa de hierba (1951) y Se oyen las musas (1956). Su constancia en el mundo de las letras tuvo su premio, primero con Desayuno en Tiffany’s (1958) y más tarde con A sangre fría (1966). Hasta que alcanzó la fama fue un escritor incansable, tanto de artículos periodísticos, como de guiones para el cine, de obras de teatro, de relatos y, por supuesto, de novelas; incluso hizo algunos intentos de medrar como actor, pero sin éxito. Se le ha definido con a un escritor realista que era capaz de analizar a sus personajes con una gran profundidad psicológica.

Aparte de la escritura, en su tiempo fue una importante figura dentro de la vida social neoyorkina sobre todo entre la «gente guapa adinerada». Sus amistades en la alta sociedad norteamericana y el mundo del espectáculo le proporcionaron abundante material para sus novelas, lo que a la larga le costó caro. En sus escritos, tanto periodísticos como literarios, aparecieron personas, que él convirtió en protagonistas, algunos identificables, que conocía en la intensa vida social que llevaba. Sin embargo, fue precisamente esa gente la que le condujo al ostracismo más absoluto. Tras la publicación en Esquire del artículo La Côte Basque, 1965, en el que describía interioridades de esa sociedad exquisita en la que se desenvolvía como pez en el agua. A partir de ahí, su presencia en la noche glamurosa de Nueva York dejó de ser grata e inició una caída en el alcohol y las drogas que concluiría con su muerte por insuficiencia hepática.

Sus estudiosos han destacado que la vida que llevó Truman Capote influyó significativamente en su obra literaria. Por ejemplo, su difícil infancia; siempre se sintió abandonado y con una permanente búsqueda de señas de identidad; algo que tal vez esté reflejado en alguno de sus personajes como la Holly Golightly de Desayuno en Tiffany’s, obsesionada con la idea de pertenecer a algún lugar en el mundo. La relación con su madre fue más que complicada desde el principio de su vida. El contacto con ella, incluso de adulto, siempre fue tenso y doloroso; se puede decir que no recibió demasiado apoyo de ella. Hay que destacar también su interés por el periodismo de investigación. A sangre fría (1966) fue el resultado de varios años de pesquisas y entrevistas a los responsables del crimen de la familia Clutter en Kansas. En esta novela la fusión entre investigación y ficción alcanza las más altas cotas de exquisitez. Luego están sus adicciones y demonios internos, que se traslucen también en algunos de sus personajes. Capote era un enamorado de Nueva York y de la sofisticada vida que llevaban algunas de las personas de clase alta con las que se codeaba. Estos ambientes son detallados en sus escritos con un tono admirativo y en ocasiones con sorna.

Pero hay más aspectos a destacar que también influyeron en su trabajo literario. Por ejemplo, su sexualidad, en aquella época la homosexualidad no estaba precisamente bien vista, pero él nunca se ocultó ante nadie, más bien al contrario. Además, hay que hacer referencia a su relación de amistad con Harper Lee, autora de la famosa novela Matar a un ruiseñor (1960). Su amistad se inició en la infancia y duró hasta la muerte de él. Lee colaboró con Capote en la investigación de A sangre fría, y se ha dicho que el personaje Dill de su novela Matar a un ruiseñor está inspirado en el propio Capote.

Desayuo en Tiffany’s (1958) es una novela corta que gira alrededor de una joven encantadora y ambiciosa, Hoylly Golightly, que vive en Nueva York, lo mismo que el narrador, que no sabemos quién es pero que nos recuerda mucho a un joven Truman Capote que busca desesperadamente vivir de la literatura. Ambos residen en el mismo edificio. Holly es popular en su entorno por el tipo de vida que lleva que se podría calificar de «glamurosa», centrada en una vida cotidiana que puede resultar sorprendente por su exuberancia, donde visita los mejores garitos nocturnos de la ciudad, los más caros, y se deja acompañar y querer por millonarios de toda laya y condición, incluyendo a mafiosos.

El narrador recuerda a Holly y cuenta lo que conoce de su pasado lleno de incógnitas, dejando claro sus humildes orígenes. Holly desea progresar en la vida, gozar de todo aquello de lo que carece y se consuela mientras mira el escaparate de la joyería Tiffany’s, la máxima representación del triunfo y la belleza. Capote la describe como una superviviente del gran sumidero que es Nueva York, obligada a reinventarse cada nuevo despertar. Aparentemente es ingenua y despreocupada pero según el lector se introduce en la historia puede observar el realismo y astucia con que resuelve los problemas que le van saliendo al paso, es decir, sin demasiados escrúpulos.

Capote nos sitúa en los años 40 de Nueva york, ciudad que describe con una cierta melancolía. La historia es introspectiva aunque Holly dé un baño a la narración hilarante y superficial. Según el punto de vista desde el que se analice la novela podemos hacer diversas lecturas de ella. Holly puede parecer frívola, extravagante, ambiciosa, mas con un comportamiento que une fiesta y prostitución de lujo. Las relaciones que mantiene con sus ricos acompañantes no son sólo diversión, existe una comercialización de sus encantos. Resultas evidente que busca seguridad y bienestar puramente material, para lograrlo mercadea con su encanto y con su cuerpo. La imagen que dio la película «Desayuno con diamantes», dirigida por Blake Edwards y protagonizada por Audrey Hepburn, es edulcorada y falsa, tiene moraleja, al final el amor la salva. El texto de Capote no tiene nada que ver con el film; de hecho, no le gustó nada. Porque, se mire como se mire, Holly se prostituye a diario sin sentir culpa o arrepentimiento, tampoco es obligado tenerlo, en absoluto considera que sea una víctima. Se podría decir que considera su conducta como una consecuencia directa de su libertad, sin sopesar una carga moral negativa punitiva. Maneja su vida como un coctel cargado de una parte de ingenuidad y otra de un uso, siempre medido, de su atractivo, intentando con su ingesta sobreponerse a las limitaciones sociales de las que ha partido.

OBRAS

Novelas

· Otras voces, otros ámbitos (1948)
· El arpa de hierba (1951)
· Desayuno en Tiffany’s (1958)
· A sangre fría (1966)
· Plegarias atendidas (1987, póstuma)

Relatos Cortos

· Miriam (1945)
· El invitado del Día de Gracias (1948)
· Un árbol de noche y otros cuentos (1949)
· La casa de las flores (1951)
· Música para camaleones (1980)

Obras de Teatro

· La casa de las flores (1951)
· El arpa de hierba (1952, adaptación teatral de su novela)

Guiones

· The Innocents (1961, adaptación de “Otra vuelta de tuerca” de Henry James)
· Beat the Devil (1953, coescrito con John Huston)

No Ficción

· Los perros ladran (1973, colección de ensayos)
· Música para camaleones (1980, incluye relatos cortos y no ficción)
· Obras Póstumas y Recopilaciones
· Un placer fugaz (1980, colección de relatos)
· Retratos (2004, colección de entrevistas y perfiles)

Capote también escribió numerosos artículos y relatos para revistas como The New Yorker, Harper’s Bazaar y Esquire.