En una calle cualquiera
Por Ángel E. Lejarriaga
ABUELA 1.—¿Qué está pasando ahí?
ABUELA 2.—No sé; hay un hombre sentado en el suelo, apoyado en la puerta del banco.
ABUELA 1.—¿Está enfermo?
ABUELA 2.—La gente le rodea pero no se acerca a él.
ABUELA 1.—Seguro que le sucede algo.
ABUELA 2.—No puedo verle bien.
ABUELA 1.—¡Oiga, joven! ¿Qué es lo que sucede?
JOVEN 1.—¿No lo ve?
ABUELA 1.—No, no lo veo.
JOVEN 1.—Hay un hombre, de unos cuarenta y cinco años, sentado en el suelo y tiene un cartel en el que explica lo que le ocurre.
ABUELA 2.—¿Pide limosna?
JOVEN 2.—No, señora. No pide dinero. Pide justicia.
ABUELA 1.—¿Justicia? ¡Qué raro!
JOVEN 1.—Es que le quieren desahuciar.
ABUELA 1.—¡Desahuciar! ¿Qué es eso?
JOVEN 3.—Un banco le va a quitar la casa.
ABUELA 2.—¿Por qué?
JOVEN 1.—¡Por qué va a ser! No tiene dinero para pagar la hipoteca.
JOVEN 2.—Lleva dos años sin trabajo y se le ha acabado el subsidio por desempleo.
ABUELA 1.—¿Cómo los sabes, hijo?
JOVEN 2.—Lo pone en el cartel que hay a su lado.
ABUELA 2.—No lo veo.
JOVEN 1.—Pase, si puede.
ABUELA 1.—Hay mucha gente delante.
ABUELA 2.—Yo quiero leer lo que ha escrito.
OBRERO 1.—¡No empuje, señora!
ABUELA 2.—Es que quiero ver.
OBRERO 1.—No hay nada que ver.
ABUELA 1.—Sí, hay que ver.
JOVEN 4.—Señora, ¿quiere una entrada?
ABUELA 2.—¡No seas grosero, niño!
ABUELA 1.—No me he traído las gafas. No entiendo lo que hay escrito.
ABUELA 2.—Dice que tiene mujer y dos hijos pequeños y que este banco le va a quitar la casa. Pide justicia.
ABUELA 1.—¡Está encadenado a la puerta! Nadie puede entrar.
ABUELA 2.—No sé qué va a conseguir haciendo esto.
OBRERO 1.—Por lo menos hace que se entere todo el mundo.
OBRERO 2.—Y nos enseña a los demás lo que está sucediendo en el país y lo que nos puede pasar a cualquiera de nosotros.
OBRERO 3.—Mientras unos lo pierden todo, otros aumentan sus fortunas.
ABUELA 1.—¡Qué pena!
ABUELA 2.—¡Qué va a ser de él y su familia!
JOVEN 1.—Los echarán a la calle como a perros y tendrán que mendigar.
OBRERO 1.—No hay justicia para los pobres.
ABUELA 1.—¡Así es la vida!
OBRERO 2.—La vida es lo que nosotros queramos que sea.
ABUELA 2.—Siempre ha habido ricos y pobres.
OBRERO 1.—Los ricos existen porque nosotros lo permitimos.
OBRERO 3.—Habría que cortar cabezas.
JOVEN 1.—Con la violencia no se consigue nada.
OBRERO 1.—¿Y esto qué es?
ABUELA 1.—Otra guerra no.
OBRERO 2.—Para vivir así, sería mejor acabar de una vez, quemándolo todo.
ABUELA 2.—¡No diga esas cosas, hombre!
ABUELA 1.—Podemos darle dinero.
JOVEN 2.—¿Le damos un euro, señora?
ABUELA 1.—Es mejor que nada, ¿no?
JOVEN 2.—¿Y qué hace con un euro o dos, o cien?
ABUELA 1.—Puede comprar comida.
OBRERO 1.—No necesita caridad sino justicia.
JOVEN 3.—¡Cuidado, vienen los antidisturbios!
OBRERO 1.—¡Seis furgones para una sola persona!
OBRERO 2.—La pobreza les da miedo, la quieren meter debajo de la alfombra, que no se vea.
POLICÍA 1.—¡Circulen o cargamos! ¡Está prohibido reunirse sin autorización gubernativa!
ABUELA 1.—No hacemos nada malo.
POLICÍA 1.—¡Señora, váyase a su casa y deje de importunar!
ABUELA 2.—¡Nosotras venimos de la compra!
POLICÍA 3.—¡Circulen! ¡Circulen!
OBRERO 1.—¡No empuje!
POLICÍA 3.—¡Circulen!
POLICÍA 4.—¡No quiero ver a nadie en la acera! ¡Corten el paso!
POLICÍA 2.—¡Vamos, circulen! ¡No se puede pasar!
JOVEN 4.—¿Por qué no podemos ir por la acera?
POLICÍA 1.—¡Por que no y basta!
JOVEN 4.—No lo entiendo.
POLICÍA 1.—Usted no tiene nada que entender.
JOVEN 4.—Tengo mis derechos.
POLICÍA 1.—¡O se calla y se marcha o le detengo!
ABUELA 1.—Cómo se han puesto por nada.
ABUELA 2.—No piensan ni tienen sentimientos.
ABUELA 1.—Están cortando la cadena.
ABUELA 2.—Le han tirado al suelo y lo están esposando. Se lo llevan detenido.
JOVEN 1.—¡Mercenarios!
ABUELA 1.—¿Lo van a meter en la cárcel?
JOVEN 2.—De momento no, señora. Solo dejan el paso libre al banco.
ABUELA 2.—¿Qué van a hacer con él?
JOVEN 2.—Lo llevarán a una comisaría y en unas horas le soltarán con una multa.
ABUELA 1.—¡Pero si no tiene dinero ni para comer!
JOVEN 1.—Al Estado le da igual.
ABUELA 2.—¿Por qué pasa esto?
OBRERO 1.—Por que es un delito ser pobre.
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